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  • Diario Digital | jueves, 28 de marzo de 2024
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Defensores de derechos humanos están en la mira

Defensores de derechos humanos están en la mira

El asesinato de Paulina Cruz cuando iba a buscar a su hijo al colegio ha vuelto a poner de actualidad una vieja realidad que no mejora en Guatemala: la criminalización, la violencia y la estigmatización que sufren a diario los defensores de derechos humanos, que vuelven a estar en el punto de mira.

Esta situación no es nueva. Pero el homicidio denunciado el pasado miércoles de Paulina, junto al de Diana Isabel Juárez a principios de este mes y el de Marvin Yovani Ramos el 28 de agosto, han colocado en boga una realidad oculta año tras año que padecen aquellos que ejercen el derecho a defender derechos.

Esta espiral de violencia, que se ha endurecido desde septiembre del año pasado, coloca a los activistas en un peligro "similar" al que se vivía en la década de los 70 o en el proceso de democratización de finales de los 80 por la "acción y omisión del Estado".

Así lo reconoce a EFE la coordinadora de la Unidad de Protección Defensores de Derechos Humanos de Guatemala, Claudia Samayoa, quien asegura que hay "terrorismo, persecución y criminalización" contra los activistas, los jueces y los periodistas para "cerrar espacios a la sociedad civil".

Pero no es igual a la época de la guerra, cuando Guatemala vivió durante 36 años (1960-1996) un sangriento conflicto armado, porque a su juicio no existe "un movimiento armado" o una "vía violenta" de la sociedad, que sigue mostrando un "espíritu" y un compromiso.

Aún así, sí se ha retrocedido en "un montón de espacios" en la lucha contra la impunidad porque hay "un poder" que quiere regresar al pasado.

El informe de la Procuraduría de los Derechos Humanos y la Oficina del Alto Comisionado de los Derechos Humanos publicado este año señala que cada dos semanas asesinan a un activista, que sigue siendo víctima de actos de violencia, discriminación o discursos de odio pese a su papel fundamental en la construcción y consolidación de la democracia y el Estado de Derecho.

La Unidad de Protección a Defensoras y Defensores de Derechos Humanos de Guatemala registró en 2017 493 ataques y agresiones de distinta índole contra este colectivo, incluidos 13 asesinatos, mientras que en 2018 hubo 391 ataques y 26 homicidios.

Y este año, con el de Paulina, al menos 13 defensores han sido asesinados con el objetivo de "detener su trabajo y el de su entorno", un número "altamente elevado" que para Samayoa es "preocupante" porque muestra cómo hay "grupos armados y cuerpos ilegales" que se benefician del "beneplácito del Estado a través de la inacción".

Y tal y como han hecho varias organizaciones en los últimos meses, la defensora asegura que los discursos de odio en contra de este colectivo, como los realizados por el presidente Jimmy Morales, son el detonador de esta ola de violencia.

Pero Adeline Neau, la investigadora de Amnistía Internacional encargada del país centroamericano, advierte de otro más: la impunidad, porque "casi la totalidad" de los ataques a los activistas está sin esclarecer y esto propicia que "continúen los actos de violencia" sin que los autores se sientan "preocupados" por las consecuencias.

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