Opinión Bolivia

  • Diario Digital | martes, 23 de abril de 2024
  • Actualizado 22:47

Como un soplo, cambiamos de año y nos reunimos en un 2023 que avanza con pasos tan similares a los del pasado, pero a la vez a su propio ritmo. El paso del tiempo es fruto de la similitud y la diferencia, llegando, generalmente, con la esperanza de que sea mejor de lo que ya fue.

A veces, esa esperanza parece difuminarse al ver que, con el tiempo, la violencia no cesa, los problemas políticos y las injusticias persisten y, de paso, las canas se hacen más visibles. Nuestras wawas crecen, caminan, hablan, van a la escuela, a la universidad, son profesionales, vuelan. Todo tomando un ritmo más ágil a medida que pasan los días.

Si dices a una niña de 4 años que permanezca sentada por 5 minutos, es una eternidad. ¡Qué fastidio! ¡Qué castigo! “¿Por lo menos puedes prender la tele?”. Pero, ya con la edad, estar sentado 5 minutos es fabuloso. No tan fabuloso, pero incluso podemos llegar a estar sentados más de 7 horas frente a un monitor, más, a pesar de ello, el tiempo no alcanza para hacer todo lo que tenemos pendiente. Nunca parece ser suficiente. 

Días atrás vi “Ruido”, película mexicana que estremece desde la primera escena. En ella, el ruido es persistente en los oídos y la vida de una mamá que busca incansablemente a su hija, ruido que se traslada al pecho de quienes compartimos esa frustración y rabia ante la situación de las y los desaparecidos. Ella, como muchas madres, padres, hermanas, hermanos, esposas, esposos, hijas e hijos, dedica todo su tiempo en la búsqueda de esa persona a quien tanto ama con la esperanza de hallarla, aunque sea, solo en cuerpo.

En Bolivia, a 20 días de enero, nos encontramos con nueve dolorosos feminicidios. El año pasado las cifras llegaron a 94 feminicidios y 38 infanticidios que sobre pesan a través del tiempo.

Entre esa similitud, diferencia, relatividad y esperanza de que sea diferente, el tiempo es una rueda de conejillos de indias que no se detiene, demandándonos avanzar y avanzar. Y ahí estamos nosotros, buscando ganar al tiempo a través de la memoria, desesperados de no llegar al olvido para transformar lo que tanto daño hace y mantener aquellas cosas lindas que tanta vida dan.

Ahí estamos.

CONSTRUIR COMUNIDAD

ANDREA ALEMÁN ANDRADE

Comunicadora y Socióloga. Docente universitaria Universidad Católica Boliviana 

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