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  • Diario Digital | sábado, 20 de abril de 2024
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Y otra vez primavera

Y otra vez primavera

Eran días de calor, sandalias y sonrisas amables. Días cuando Daniela, mi mejor amiga, aún estaba. No importaba en qué estación nos hallábamos, ella solía usar zapatillas, siempre lista para caminar. Con ella nos hicimos nómadas de las cafeterías de nuestra ciudad. Solíamos recorrer a pie todo el centro en una búsqueda constante por descubrir nuevos cafés. En nuestro tránsito, entrabamos a librerías, a casas comerciales, a panaderías y terminábamos la ruta en su farmacia que, para ese entonces, quedaba en la Ayacucho. Hablábamos intentando cerrar la charla sin pendientes, pero era imposible. Después de tantas horas, subía al transporte para retornar a casa con un “luego te cuento…”.

Entre las muchas cafeterías visitadas, retornábamos a nuestra favorita, a aquella que aún se encuentra en la General Achá. Eran días que los veo con añoranza. Extraño entrañablemente la presencia de Daniela y esas rutas del centro de Cochabamba que hoy se me hacen tan desconocidas.

Ahora nos hallamos con una avenida Ayacucho devorada por tiendas de celulares desde la Aroma hasta media cuadra del Correo (sí, ya se veía venir). Varios de los comercios de la Esteban Arce cerraron y muchos de los que aún se mantienen, cambiaron de rostro. Aquellos vendedores que, estoy segura, intercambiaron palabras y bolsas con mis abuelos, ya no están. Hace pocos días la librería Plural anunció su cierre, dejando otro espacio vacío en la ciudad.

Además de esa reconstrucción de espacios, las aceras y calles van siendo tomadas con más fuerza por el comercio informal, fruto de una reactivación económica y la tradición por la informalidad. La ciudad, evidentemente, tiene un nuevo paisaje. La presencialidad no solo se modificó por lo virtual, sino, por sí misma.

Como el título de la película del cineasta Kim Ki-duk “Primavera, verano, otoño, invierno… y otra vez primavera”, fallecido el año pasado a causa del coronavirus, la ciudad retorna a una nueva primavera. Imagino que muchos nos hubiéramos quedado con la primavera de años atrás, pero, los espacios que habitamos siguen el curso natural de la vida: Mueren para transformarse.

La ciudad será redescubierta. Seguramente habrá un par de amigas que la harán suya. Tendrán sus anécdotas de esta primavera presencial cubierta de barbijo. En mi caso, levemente me animaré a redescubrirla. Cuando lo haga, recordaré a Daniela y esos diálogos que dejamos en cada esquina.

CONSTRUIR COMUNIDAD

ANDREA ALEMÁN ANDRADE

Docente de Comunicación Social UCB San Pablo

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