Opinión Bolivia

  • Diario Digital | viernes, 19 de abril de 2024
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Acoso, miedo y ¿esperanza?

Acoso, miedo y ¿esperanza?

Es normal escuchar historias de amigas o conocidas que alguna vez fueron acosadas y que cuando se defendieron, el resultado fue peor. El consejo más escuchado es “debes ignorar y seguir adelante”, pero hace poco tuve que ir al centro a tomarme fotografías para tramitar un documento, lo que pasó, hizo que me replanteara todo sobre el acoso callejero y la violencia.

Llegué al Prado, estacioné mi auto y al bajar, un conductor de taxi me silbó, lo ignore; seguí mi camino y un hombre de aproximadamente de 30 años estaba dejando su moto, yo pasaba y él se aproximó más de lo debido y me dijo al oído “tssssss” y cuando lo vi, se lamia los labios, sentí miedo, y comencé a caminar lo más rápido que pude. Me subí a la acera y seguí mi camino, pasaba por un restaurante, a lo lejos vi dos hombres sentados tomando cerveza, eran mayores, de repente escuché “mamacita” e inmediatamente un “que pasa hermano, no molestes a la señorita”, ya ni escuché el resto, un miedo indescriptible se apoderó de mí, miedo y rabia porque no sabía qué hacer, solo quería alejarme.

Recordé algunos argumentos sobre la violencia y el acoso, argumentos que afirman que “la mujer provoca al hombre con su ropa”, me examiné rápidamente, estaba con un pantalón negro de tela, una camisa y un saco, no había forma de que esto provocara a nadie, llegué a cuestionarme sobre si la camisa era transparente y no, yo, la víctima, me preguntaba si estaba haciendo algo que provocara esas actitudes obscenas.  

Al salir del estudio de foto me detuve y busqué rutas alternativas para no pasar por el restaurante, sentía miedo, terminé sentada en mi auto temblando de impotencia porque no pude defenderme. 

Revisando cifras, encontré que 9 de cada 10 mujeres sufren acoso callejero. El año 2016 se planteó la implementación de una norma para sancionar este tipo de microviolencia; de hecho, se propuso el artículo N° 312 al Código del Sistema Penal contra el acoso callejero, proponiendo castigos desde trabajo comunitario, multas y hasta tres años de cárcel. Autoridades de gobierno dijeron que las sanciones propuestas eran exageradas, de nuevo se regresó al inicio del problema.

Según un periódico del país, Ecuador es uno de los primeros países en Latinoamérica en sancionar el acoso callejero, desde la implementación de una normativa municipal el año 2012, se realizaron 12 sentencias condenatorias; en Bolivia aún se “habla” del tema, palabras que terminan en nada. 

Viviendo una época de promesas electorales, me sorprende ver la poca atención al acoso callejero y microviolencia, hay candidatos que hacen declaraciones machistas, algunos que lo toman como una promesa vacía y peor, otros que ni siquiera lo mencionan en sus entrevistas como algo realmente reflexionado. 

¿Qué estamos haciendo para cambiar esta realidad? ¿Qué hacen nuestras autoridades para promover educación sobre el tema? Espero que las sanciones sean una realidad, porque no quiero volver a sentir ese miedo, no deseo escuchar ni leer más historias de mujeres que salieron de sus casas y no regresaron, o niñas recibiendo toques impúdicos en lugares públicos.

Trabajemos juntos para difundir la cultura del respeto, educa a tus amigos, hijos, padres, conocidos, educa a quienes puedas para evitar que esto se reproduzca y, finalmente, se deje de sentir miedo, el mínimo cambio comenzará a hacer una gran diferencia.