Hacerle frente a la cultura de escasez
Vivimos en un mundo con una particularidad general y arraigada: la cultura de escasez. Un mundo medido por una idea idealizada y casi utópica del éxito, en el cual es imposible llenar todas las expectativas de los demás. Existe una sensación constante de que nos “falta” algo. Y ahí entra la pregunta de: “si tenía tal, tal y tal, ¿por qué no era feliz?” Es simple. El tener o lograr mucho no garantiza la felicidad ni la realización personal/colectiva.
Entonces, ¿cómo le hacemos frente? Hace un tiempo leí una afirmación que cambió mi forma de ver este tema. Brené Brown, una reconocida investigadora que estudió la vulnerabilidad por más de diez años, comparte que lo contrario a la escasez no es la abundancia… es la suficiencia. Es sabernos suficientes. Es entender que no necesitamos, en esencia, ser más de lo que somos. Que hemos venido a este mundo completos y solo debemos descubrirnos con cada experiencia. El mundo se va a encargar, en algún momento u otro, de decirnos que no y cerrarnos puertas en la cara. Es algo casi inevitable. Empero, la certeza de ser suficientes muestra que solo necesitamos conocernos profundamente para sacar a relucir lo que tenemos dentro.
Por otro lado, les presentaré algunos datos interesantes. En promedio, el ser humano pasa 76.800 horas de su vida trabajando. Esto contempla vacaciones de un mes al año y fines de semana libres. ¡76.800 horas! Son como ocho a nueve años de trabajo ‘veinticuatro/siete’. Ya resulta complicado que las horas pasen cuando hacemos algo por obligación. ¿Se imaginan pasar todo ese tiempo haciendo algo que no amamos?
Steve Jobs lo pone de la siguiente manera: “Tu trabajo va a llenar gran parte de tu vida y la única forma de estar verdaderamente satisfecho es hacer lo que crees que es un gran trabajo. La única forma de hacer un gran trabajo es amar lo que haces”. Busquemos eso que nos mueve el corazón y hagámoslo con todas nuestras fuerzas. ¿Tal vez fracasemos? Pues sí. J.K. Rowling, esta autora que muchos aman y aún no leí (lo lamento, fans de Harry Potter), dice que el fracaso le permitió apartarse de lo inesencial. Y añade que “algún fracaso en la vida es inevitable. Es imposible vivir sin fallar en algo, a menos que vivamos con tanta cautela que sea como si no hubiésemos vivido en absoluto; en cuyo caso, fallamos por defecto”. Entonces, les dejo una pregunta final… ¿qué nos atreveríamos a intentar si supiéramos que no podemos fracasar? Y la cambiaré un poco… ¿qué vale la pena hacer, aunque fracasemos?
CONSTRUIR COMUNIDAD
ALICIA RODRÍGUEZ MAIDA
Licenciada en Comunicación Social