Un fragmento de una extensa realidad
Todo empieza con una simple pregunta. ¿Estamos preparados para afrontar el desafío del ecosistema digital? La COVID-19 deja en evidencia la ineficiencia de diferentes sectores como el educativo y el de salud, además, reconoce que la digitalización juega un papel importante en los efectos de la pandemia.
Tras la contingencia sanitaria, los gobiernos comenzaron a implementar una serie de medidas para facilitar a la población el acceso a la información estatal. La Agencia de Gobierno Electrónico y Tecnologías de Información y Comunicación elaboró una plataforma con información básica, llamada COVID-19 Bolivia. El Ministerio de Educación creó su propia plataforma para clases virtuales. Hasta ahí todo parecía coherente, lógico y eficiente. Pero qué pasa cuando uno necesita ver más allá de las narices, se topa con la realidad rural y los desafíos de la urbanidad. Muchos profesores no saben cómo manejar el ordenador, miles de estudiantes rurales no conocen el mouse. Entonces, toda esta sumatoria deja en claro que la educación pre y pospandemia tiene un sinfín de vacíos por llenar.
Como respuesta más eficaz, fue necesario optar por recursos como la radio comunitaria para intentar seguir con el proceso educativo, cartillas de trabajo elaboradas por profesores y la voluntad de algunos de ellos para ir dos veces por semana a comunidades alejadas. Porque no todos nacen con privilegios, y las luchas son diferentes.
El acceso a internet es el primer paso para estar incluido en el mundo digital, pero el problema con la calidad del internet, la dependencia de redes internacionales y el nivel de ingresos económicos son condicionantes. Aunque el sistema siga ciego, estas brechas evidencian la desigualdad entre grupos de la población que están excluidos de la tecnología digital, pero que a su vez potencia la necesidad de políticas públicas democráticas y participativas.
La inclusión digital es un nuevo campo de acción para el Estado boliviano y por consiguiente de políticas, en el cual, la dimensión ciudadana es fundamental porque es donde las personas pueden desarrollar habilidades digitales, uso de computadoras y los beneficios derivados de su uso, aprovechando de forma efectiva las oportunidades que trae el internet.
CONSTRUIR COMUNIDAD
ALEJANDRA BAEZA TORRES
Investigadora asociada VLIR-UCB