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  • Diario Digital | martes, 23 de abril de 2024
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Verde que te quiero verde

Verde que te quiero verde
Recuerdo que de niño, mi padre y sus amigos se reunían en las noches de fin de semana para jugar ajedrez y declamar poemas de García Lorca. De estos poemas, que son parte del Romancero Gitano publicado el año 1928, se me quedó grabado el que comenzaba con la frase: “Verde que te quiero verde”, y aunque no entendía su significado, me gustaba escucharla por el sentimiento y la emoción de las voces en la tertulia. Para García Lorca, esta frase tampoco tenía un significado, en aquel momento, pero le “rondaba en la cabeza” y la escribió así porque le gustaba a los que la escuchaban.

Hoy, esta frase vuelve a recobrar vigencia y sentido por dos hechos recientes que casi han coincidido en el tiempo. Por una parte, mientras el banco Fassil anunciaba la firma del acuerdo con la Corporación Financiera Internacional (IFC por sus siglas en inglés) del Banco Mundial, para convertirse en el primer banco verde del país y, por otra, la publicación de un artículo de la National Geographic Society, que afirma que para proteger el planeta, la mitad de la Tierra debe mantenerse en estado natural. El estudio concluye que cuando se proteja el 50 por ciento de las zonas verdes del planeta y se reduzca significativamente el uso de combustibles fósiles, tendremos la posibilidad de que el calentamiento no supere los 1.5 grados Celsius y así conservar nuestro hábitat y de los otros seres vivientes, porque “sin ellos, no hay un nosotros“. En efecto, Enric Sala, explorador de National Geographic, es muy gráfico al decir que: “Cada bocado de comida, cada sorbo de agua y el aire que respiramos son el resultado del trabajo de otras especies. La naturaleza nos da todo lo que necesitamos para sobrevivir”.

Se estima un monto de 100.000 millones de dólares al año, hasta 2030, para evitar la catástrofe y conservar la naturaleza y así proteger la mitad de la Tierra. Inversión importante, pero factible si se considera la riqueza y liquidez financiera de las naciones desarrolladas que han gastado mucho más dinero para rescatar a bancos en la última crisis financiera global.

La lectura del banco Fassil, sobre lo que sucede con el cambio climático, y su decisión de convertirse en el primer banco verde es disruptiva y visionaria porque fortalece su modelo de negocio y porque conlleva muchas oportunidades dentro de su propuesta de valor hacia nuevos segmentos. Ricardo Mertens (Presidente del Directorio) afirma que: “Banco Fassil S.A. incorporará la sostenibilidad del clima en su estrategia corporativa y se consolidará como líder en banca sostenible en Bolivia”.

Esta decisión, tan importante para el cuidado de nuestro medioambiente, se da en un momento en el que el sistema financiero se hace mas competitivo, y cuando los bancos están más preocupados por el crecimiento, bajar costos y ser más rentables. Sin embargo, Fassil al mismo tiempo se proyecta para atender a sectores emergentes muy atractivos como las empresas emergentes B- Corps (Benefit Corporations), que son negocios muy comprometidos con el cuidado del medioambiente, y también llegar a los Millennials, una población creciente de jóvenes que tienen un importante poder económico y que son naturalmente obstinados por marcas de productos y servicios sostenibles, incluida la banca.

Hoy, el verde es una decisión para salvar nuestro planeta. Verde para ser banco ético. Verde para ser una empresa sostenible. Verde para ser una persona comprometida con el cuidado del medioambiente y también para recordar el poema: “Verde que te quiero verde, verde viento, verdes ramas. El barco sobre la mar y el caballo en la montaña...”.