Solo un cura que violó en Bolivia cumple su sentencia en la cárcel
El excura José Mamani Ocho era la figura paternal de un hogar de San Benito, a 15 kilómetros de distancia de la ciudad de Cochabamba, que acogía a niños de escasos recursos económicos. Allá en la década de los 2000, su poder y edad le permitían mantener una relación asimétrica con los menores de edad, sin que ellos lo objeten. Los pequeños dejaban que el exreligioso ingrese a la ducha, mientras ellos se bañaban, para que acaricie sus cuerpecitos con un jabón “especial” que él decía tener. Permitían que penetre en sus habitaciones a altas horas de las noches y se acueste con ellos.
19 menores de entre 5 y 15 años de edad fueron victimas sexuales del exreligioso. Fue sentenciado a 22 años de prisión y en 2031 culminará su condena en cárcel San Antonio de Cochabamba, cuando tenga 71 años de edad.
La Defensoría de la Niñez y Adolescencia consideró que la sentencia de Mamani era insuficiente y planteó la pena máxima 30 años.
Él es el único sacerdote encarcelado por violación a niños en Cochabamba.
Si bien, información difundida por el Ministerio Público especifica que en la última década más de 60 niños fueron victimados por curas de la iglesia Católica, solo Mamani Ochoa está preso.
Hay otros dos excuras cuyos casos se mediatizaron y también deberían de estar en prisión, pero uno de ellos se suicidó y el otro huyó.
COCHABAMBA
El religioso que fugó del país también hizo de las suyas en Cochabamba. Los abusos y violaciones que cometió en contra de niños son, hasta ahora, los más numerosos que se conocen en Bolivia.
El libro de Julian Maradeo, “La trama detrás de los abusos y delitos sexuales en la iglesia Católica”, recoge algunos pasajes de esa historia que conmocionó al país.
El sacerdote de origen uruguayo acudió a las comunidades rurales más pobres de Cochabamba para reclutar a niños e internarlos en un hogar que él dirigía en Tapacarí, a 67 kilómetros de distancia de la ciudad.
En 2007 se conoció que violó a una treintena de menores de edad que acogía en su internado.
El proceder de la Justicia boliviana con este caso fue muy cuestionable. Las autoridades no procedieron con su captura oportunamente y el hombre fugó a su tierra natal.
A pesar de que se conocía su condición de prófugo, no se emitió una orden de captura internacional en su contra.
En 2010, tres años después de su huida, se volvió a saber del religioso, gracias a un periodista del diario La República, quien lo halló en su casa.
Ese entonces, el exsacerdote reconoció que violó a niños cochabambinos. “(Las denuncias) son ciertas. Es lo que te puedo decir. ¿Sabes una cosa? Estoy muerto”.
La última versión oficial de la Conferencia Episcopal Boliviana indicó que este caso ya prescribió.
SUICIDIO
El padre que se suicidó tenía el mismo “modus operandi” que los otros dos.
Captó a menores de edad en el área rural de Chuquisaca. Los internos eran sometidos a mediciones de sus genitales y luego abusados sexualmente.
El hombre fue condenado a 12 años de prisión, pero no pasó ni un solo día encarcelado porque se suicidó en una parroquia de Zudáñez.
ACTUALIDAD
Los casos de pederastia continúan en Bolivia. El mes pasado, un sacerdote de Potosí fue enviado con detención preventiva a un penal por abusar sexualmente a dos menores de edad de 14 y 16 años durante una confesión.
PROYECCIÓN
En todos los casos, la Iglesia procedió con el alejamiento de la institución de los acusados.
Esa es la única sanción que, de momento, aplican los religiosos en Bolivia.
Se prevé que dentro de unas semanas se apruebe un protocolo que especifique cómo proceder ante estos hechos. Además, conformarán una comisión que indague violaciones que vinculen a miembros de la Iglesia.