Opinión Bolivia

  • Diario Digital | viernes, 19 de abril de 2024
  • Actualizado 21:24

Scott Fitzgerald sobre la escritura

Compartimos una lectura a una recopilación epistolar necesaria para cualquiera que ose sumergirse en los pantanosos terrenos de la escritura.
Scott Fitzgerald sobre la escritura


Fitzgerald tuvo un alma atormentada. A los veinte años publicó A este lado del paraíso y fue considerado por la crítica estadounidense un escritor brillante. Luego conoció a Zelda Sayre. Y luego la fama, que es lo mismo que decir el falso esplendor de ilusiones desbocadas.

Fue parte de la Generación Perdida (nombre que recibió un grupo de escritores estadounidenses que vivieron en París y en otras ciudades europeas en el periodo que va desde el final de la Primera Guerra Mundial en 1918, hasta la Gran Depresión en el año 1929).

Entre ellos figuraban John Dos Passos, Erskine Caldwell, William Faulkner, Ernest Hemingway, John Steinbeck, Sherwood Anderson. Hemingway y Fitzgerald fueron publicados por la misma editorial y tenían en común, además de la amistad, al editor Max Perkins, con quien mantenía una relación profesional a través de cartas, y tocaba el tema de la escritura y de la creación de novelas y cuentos.

Entró en el alcoholismo (era París: desenfreno y jazz y noches de gloria que concluían en las calles vaporosas y deshabitadas, lo escritores enfundados en gabardinas y esperando que habrá alguna panadería o el mercado).

Larry W. Phillips recopiló en Sobre la escritura: F. Scott Fitzgerald las cartas que enviaba a su editor, Max Perkins, y a Hemingway. La recopilación contempla los problemas que le aquejaban a Fitzgerald en el proceso de la escritura y de la venta de sus cuentos, pero, sobre todo, el lector podrá presenciar el crisol donde bullía la creación de sus novelas más importantes: Suave es la noche, El gran Gatsby y A este lado del paraíso (no necesariamente en el orden de importancia).

A través de estas cartas se intuye a un Fitzgerald preocupado por el lenguaje y los golpes de efecto de cada párrafo. También hace notar que en el proceso de escritura lo más importante es la creación de un personaje fuerte y una voz y de lo tortuoso y necesario que es la corrección.

Algunos ejemplos: “Lo único que tenemos los tres en común como escritores es el hecho de intentar de vez en cuando, en nuestras novelas y relatos, recrear con exactitud un tiempo y un ambiente determinados fijándonos en las personas más que en las cosas: lo que Wordsworth trató de hacer y no lo que Keats hizo con una facilidad admirable; rememorar, en la madurez, una experiencia profunda”.

“Joseph Conrad lo expresó con mayor claridad y elocuencia que ningún contemporáneo nuestro: ‘Mi tarea consiste en haceros oír, haceros sentir y, ante todo, haceros ver mediante el poder de la palabra escrita’. No cuesta demasiado volver al puesto de salida y empezar de nuevo, especialmente en privado. A lo que uno aspira es a hacer una o dos buenas carreras cuando el público llene las gradas”.

“—¿Crees que llegarás a formar parte de la gran tradición literaria? —pregunté tímidamente.

—No existe tal cosa. (…) Toda tradición literaria acaba muriendo. En literatura, el hijo sabio mata al padre”.

Sobre la escritura: F. Scott Fitzgerald es un libro para quien quiera ser escritor. Y también es una advertencia para quien quiera ser escritor: las dificultades económicas, las dificultades de escritura, del aprendizaje de la escritura, el camino escabroso de quien juega a ser dios. Es la puerta abierta al alma de Fitzgerald, que, como dijo Hemingway sobre él, “es un cerillo que se consumió con desenfreno en una noche oscura”.

Periodista y escritor - [email protected]