Opinión Bolivia

  • Diario Digital | martes, 23 de abril de 2024
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LA DIRECTORA Y DRAMATURGA POTOSINA INICIÓ RECIENTEMENTE SU PRIMERA GIRA NACIONAL, QUE RECALARÁ EN COCHABAMBA LOS DÍAS 28 Y 29 DE JUNIO, EN EL MARTADERO.

Los Rubiecitos de Laura Derpic

Los Rubiecitos de Laura Derpic



El Enano Fermín y el Oso Pancho, encargados de la enseñanza de las letras E y O, cansados de la rutina y el ambiente laboral que los cobija, deciden rebelarse y huir rumbo al mar, el mar perdido. Esta fuga provoca una falla en el sistema de aprendizaje y pone en peligro el orden establecido en el mundo de Los Rubiecitos. Esa es la singular trama que propone Laura Derpic (Potosí, 1984) en la obra que inició su gira nacional este fin de semana, en Santa Cruz de la Sierra. En los próximos días su elenco visitará Cochabamba, La Paz y Oruro.

El 28 y 29 de junio será el turno de la capital valluna. Las presentaciones se realizarán en ambientes del mARTadero (Av. 27 de agosto entre Ladislao Cabrera y Ollantay) a las 20:00 hrs. Entre el 1 y el 3 de julio le tocará a la sede de Gobierno, donde además tienen programado un taller de exprés de Puesta en Escena. Su último destino será Oruro, donde el 5 de julio inaugurarán el Festival de Teatro “Alalao”.

Los Rubiecitos, dirigida y escrita por Derpic, es una pieza estrenada en 2014 y reestrenada en 2015, en el Club Cultural Matienzo de la Ciudad de Buenos Aires, Argentina. Ciudad en la que además formó parte de la programación del Festival Escena y del I Festival de Cultura Autogestiva (FCA). En 2015 su texto fue ganador del Premio Plurinacional Eduardo Abaroa, en la categoría Mejor Texto Teatral. Un año después, se publicó en el marco del Festival Internacional de Teatro de La Paz (FITAZ).

Los argentinos Fernando Garcia Cormick, Eva Jarriau, Agustin Scalise, Miguel Angel Vigna, y el talento nacional Franz Baltazar, conforman el elenco que lleva a escena un relato fantasioso y, sin embargo, anclado en la realidad. Basada en Alma de Niño 1 de Gladys Rivero de Jiménez (libro de texto con el que varias generaciones de bolivianos aprendieron a leer y escribir durante décadas) e Historia General de Bolivia de Alcides Arguedas, la puesta en escena combina los métodos de enseñanza primaria con uno de los grandes hitos en la historia nacional: la pérdida del litoral.

Bajo un halo infantil y engañosamente ingenuo, Los Rubiecitos propone una reflexión incisiva sobre la estructuración del lenguaje y su incidencia en el sostenimiento de mitos y conductas dentro nuestro imaginario. Cargada de humor, bordeando la ironía y el absurdo, el trabajo de la potosina se ofrece como una atractiva invitación a visitar el teatro.

Con gran entusiasmo por el inicio de su extenso recorrido por el país, Laura Derpic conversó con la RAMONA.

-¿Qué retos planteó hacer la trasposición de un texto de enseñanza escolar a un cuerpo dramático?

La verdad es que Alma de Niño fue una buena excusa para empezar a escribir Los Rubiecitos y en ningún momento fue una decisión consciente hacer una trasposición de un texto de enseñanza escolar a un cuerpo dramático, sino que simplemente se fue dando a medida que iba escribiendo la obra.

Tomé Alma de Niño, porque en un taller con (Alejandro) Tantanian, en la Escuela Metropolitana de Arte Dramático, la consigna era elegir un libro que nos haya marcado o llamado la atención, gustado, o nos produzca algo para escribir un texto teatral.

-¿Cuán difícil resultó asociar dentro la misma obra los recursos de un libro infantil y otro de historia?

Esta combinación se da naturalmente.Porque cuando empiezo a escribir Los Rubiecitos y reviso el Manual Alma de Niño, me voy dando cuenta que ese manual tiene mucho contenido político en sí mismo. Los lineamientos básicos del Estado Boliviano, ese que se quería construir después de la Revolución de 1952, están ahí, presentes casi en cada página.

Por eso recurrí a otras fuentes que ayuden a la progresión del relato, además de libro de Alcides Arguedas de Historia de Bolivia que sí me sirvió muchísimo para esta obra.

-Hay en Los Rubiecitos una clara intención por cuestionar la construcción del lenguaje y los mitos y conductas que se derivan de él. ¿Dónde surge la motivación por abordar estos territorios?

Creo que el hecho de irme de Bolivia a estudiar Dramaturgia en Buenos Aires, fue el punto de partida para este cuestionamiento, porque cuando me voy, me doy cuenta de esa dimensión que es la nacionalidad y de lo que significa ser boliviana. Al mismo tiempo, empiezo a cuestionar nuestros mitos fundantes, comparándolos con otras experiencias de otros países u otros imaginarios.

En un momento me pregunté de dónde salieron esos mitos y al revisar Alma de Niño, me doy cuenta que todos estos mitos fundantes estaban ahí, en ese manual de primer grado con el que yo aprendí a leer y a escribir.

-La reivindicación marítima también tiene su espacio, aunque desde una postura quizás crítica. ¿Qué lugar ocupa la noción del mar en el imaginario de Los Rubiecitos?

Es fundamental, porque es el mito fundante que está más presente en Alma de Niño, en varias de sus páginas. No lo podía dejar pasar por alto, aunque mi idea era (tratar de) no escribir sobre el mar. Porque todos los bolivianos tenemos un tema con el mar que no podemos superar, y no pude no hacerlo.

Si bien el día de hoy hay una demanda en (la Corte Internacional de Justicia de) La Haya y me parece que por primera vez tomamos una decisión política y real de acción, hasta ese momento, todos los bolivianos añorábamos el mar como algo imposible, o tal vez añorábamos la pérdida de ese mar que nos hubiera solucionado todos los problemas que tenemos como país.

-Varias reseñas coinciden en señalar la gran vocación política de Los Rubiecitos, pero planteada desde la fantasía e incluso el absurdo. ¿Cómo consigue lidiar conceptos que se perfilan tan opuestos?

Creo que la mejor forma de hablar de temas políticos es justamente combinando estos conceptos tan opuestos. Samuel Beckett era un experto en esto y sabía bien cómo insertar lo político en ese mundo absurdo.

El día de hoy, hacer una obra textualmente política es algo que produce cierta distancia y rechazo, nadie quiere escuchar a otra persona diciéndole qué es lo que tiene que hacer y como lo tiene que hacer.

-La obra tuvo dos temporadas en Argentina, que además contaron con gran asistencia de público boliviano. ¿Cómo reaccionaron el público local y nuestros connacionales? ¿Hubo diferencias marcadas en la recepción de Los Rubiecitos?

Tuvimos temporadas en Buenos Aires en 2014 y 2015 y vivimos la experiencia de tener público argentino y boliviano, residentes hace muchos años.

El (público) argentino reaccionó muy bien. Yo no esperaba que pase eso, porque a pesar de estar al lado, en Argentina no se conoce la historia de Bolivia, si perdimos el mar con Chile, en qué circunstancias; así que fue muy bueno.

El encuentro con los espectadores bolivianos allá fue muy lindo y conmovedor, porque ellos se emocionaron mucho al ver esta obra y nos agradecieron por hablar de estos temas en un país tan distinto.

-¿Qué expectativas tiene de esta gira por el país?

Como es la primera, estamos con mucha expectativa porque por primera vez vamos a “medir” la obra con el público al que le pertenece. Anoche (jueves 23 de junio) tuve una charla con la gente del Club de Lectura del Centro de la Cultura Plurinacional de Santa Cruz de La Sierra y fue muy lindo. Fue interesante, también, porque en Argentina tengo que hacer una introducción o explicar muchísimo el contexto, la historia y anoche fue todo tan fluido, no hacía falta que explique nada, porque estaba en casa.

Crítico de cine y teatro- [email protected]