El gerente general del Servicio Municipal de Agua Potable y Alcantarillado (Semapa), Raúl Flores, renunció al cargo por “motivos personales”.

La carta fue entregada el viernes al alcalde suplente temporal y presidente del Directorio, Iván Tellería.

Flores fue posesionado por el munícipe, el 3 de enero del presente año.

Flores, un funcionario que entró a la empresa municipal descentralizada en 2006, asumió el cargo que dejó Joaquín Antezana.

Desde que entró Demócratas a la Alcaldía con el alcalde títular de Cochabamba, José María Leyes, Semapa ha tenido cinco gerentes generales, hasta el momento.

Leyes posesionó a Gamal Serhan Jaldín en 2015. Permaneció hasta octubre de 2018. Durante la vacación “obligada” de este gerente, Juan Terrazas ejerció el cargo interinamente.

La exalcaldesa suplente temporal Karen Suárez nombró a Joaquín Antezana, tras la salida de Serhan.

Flores administró la empresa cuatro meses.



CRISIS ECONÓMICA Las gestiones de Serhan y de Flores fueron duramente criticadas por algunos miembros del Directorio, porque, según manifestaron en más de una oportunidad, hallaron varias irregularidades en el manejo económico y técnico de la empresa.

El 18 de abril, el director de Semapa Camilo Torres denunció que, en la gestión 2018, Semapa presupuestó alrededor de 300 millones de bolivianos, pero solo logró captar el 60 por ciento .

Un día después, el 19 de abril, el exgerente Flores reconoció que la descentralizada arrastra un déficit del 37 por ciento , cifra acumulada de las tres últimas gestiones.

En esa oportunidad, argumentó que sus antecesores habían proyectado presupuestos “sobredimen- sionados” que no respon-dían a la realidad.



INCERTIDUMBRE Con la renuncia de Flores vuelve la incertidumbre a Semapa, considerando la situación económica y los retos que debe enfrentar para mejorar y ampliar el servicio de agua potable y alcantarillado en la ciudad.

El 11 de marzo, el exgerente dijo a este medio de comunicación que estaban alistando 14 proyectos por un valor de 400 millones de bolivianos para buscar financiamiento del Gobierno central. La empresa tiene varios temas pendientes que no son solucionados.

Hace más de dos años no logra que la Autoridad del Agua apruebe la nueva estructura tarifaria para que los usuarios paguen por el agua que consumen y no por el tipo de vivienda que tienen, como sucede en la actualidad. La otra tarea es el cambio de las redes de agua potable y alcantarillado en el Casco Viejo y, con eso, bajar los elevados índices de pérdida de agua.

También está la construcción de aducciones para que se aproveche el caudal que tiene la presa de Misicuni.