Opinión Bolivia

  • Diario Digital | jueves, 28 de marzo de 2024
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Recursos y servicios municipales

Recursos y servicios municipales

Desde la promulgación de la Ley de Participación Popular, la principal fuente de financiamiento de la gestión municipal lo constituyen los recursos de coparticipación tributaria por los hidrocarburos en todos los municipios del país. La distribución per cápita ha sido por muchos años el mecanismo de distribución, en teoría, más democrático de los recursos, al extremo de que los dirigentes de una OTB han solicitado el asfaltado de su calle con dichos recursos. Bien o mal, estos han respondido a las demandas de los pobladores según el alcalde de turno y su mayor o menor capacidad de ejecución de sus técnicos en respuesta al desarrollo local. Sin embargo, en este tiempo de renovación de autoridades locales es fundamental ponerse a pensar tal vez una nueva forma de distribución de los recursos, ya que las demandas incluyen solicitudes cada vez más comunales y más integrales y no tan particulares o reductivas como las de antes. Hablar de infraestructura ha sido una constante sin saber si realmente es lo más efectivo o la forma en que la infraestructura ha sido implementada se ha constituido en un cuello de botella para la ejecución de los presupuestos elaborados (incertidumbre y corrupción en las licitaciones). En todo caso, las demandas actuales, en parte, corresponden a infraestructura, pero hay un contrapeso fuerte que son los servicios de salud y educación. Al respecto, la queja permanente ha sido que el municipio pone la infraestructura y el gobierno central, mediante el Ministerio de Salud, los ítems de los médicos; no habrá una posibilidad de conciliar la forma de satisfacer los servicios de salud de una forma integral y no retaceando las respuestas, es cierto que hay competencias institucionales definidas, pero por qué no se practica con énfasis la concurrencia de los proyectos, esta parece ser una nominal decisión que no se lleva a la práctica. Donde está la posibilidad de poner en práctica la autonomía municipal para este tipo de demandas y garantizar con ello la gran demanda y urgente necesidad de servir a la población en cuanto a su salud de una manera digna y adecuada. Es posible hacer acuerdos temporales para suplir deficiencias, pero los acuerdos políticos predominan antes que los técnicos y de verdadera respuesta científica y sostenible. No quiero ni hablar de servicios educativos, porque, al igual que en la salud, las competencias se anteponen a la posibilidad de responder efectivamente a la educación de niños y jóvenes en respuesta al contexto internacional actual, pues este indica que somos los más atrasados a nivel Sudamérica. ¿Y así queremos tener mejores ciudadanos?

CIUDAD SUSTENTABLE

JOSÉ CASTELLÓN ONOFRE

Agrónomo

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