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  • Diario Digital | miércoles, 24 de abril de 2024
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LECTURAS SUTILES

Recreo; salir a jugar (parte I I)

Facundo Chamorro
Facundo Chamorro
Recreo; salir a jugar (parte I I)

La idea de totalización que de forma latente motoriza los propósitos de la vida escolar, es, prácticamente hablando, imposible y de alguna manera inútil. Se constata siempre en la práctica un resto que no puede ser absorbido por el universo simbólico y cultural de la estructura escolar. Este resto que podríamos definir como uno de los nombres del deseo, en su fugacidad, despierta en los agentes de la cultura grandes heridas narcisistas, en sus intentos de sentido pleno y de control.

La tensión que introduce el juego, no es soportable fácilmente, debe ser apaciguada y esto se observa más en los juegos que involucran la presencia de otros seres hablantes, no así en los juegos en solitario o con elementos tecnológicos, que por otra parte se han ido acrecentando en los últimos tiempos.

Debemos pensar la posibilidad del juego como punto de partida para interpretar al ser en la subjetividad y entender mejor por qué el juego, en general, o el recreo, en particular, en el escenario escolar siempre han sido objeto de castigo, represalia o prohibición.

La imprevisibilidad, el vértigo y la movilidad combinatoria de elementos que se ponen en marcha en un estado de juego, desencadenan una serie de estados no imaginables o simbolizados.

El recreo y el juego podemos definirlo como una de las expresiones del entre, en la transicionalidad elaborada por Winicott, lo creativo y lo lúdico están estrechamente ligados entre sí y enmarcados en esa tensión entre lo propio y lo ajeno; entre lo que he creado y lo que me fue dado; entre el sentimiento más real y verdadero de lo espontáneo y el sentimiento más fútil que surge de la adaptación a los deseos ajenos.

Por eso el jugar siempre es precario, frágil y efímero.

Si extendemos el fenómeno del recreo más allá de la vida institucional de la escuela, podemos observar su presencia en la mayoría de las actividades que realizan los seres humanos, conocido con diferentes nombres, el entre del recreo, pausa, descanso, tiempo de ocio, entretiempo, break, etc. Es un corte en la temporalidad y una delimitación del espacio, pero más bien se trataría de una transitoriedad de un momento a otro, de un lugar a otro, una situación, etc.

La ganancia de placer y la satisfacción de ciertas necesidades son su principal cometido.

Por ello consideramos que el recreo y el juego que allí emerge es uno de los nombres del espacio transicional que posibilita el despliegue de una saludable constitución psíquica, al mismo tiempo que se permite jugar con las monstruosidades en el sentido filosófico del término.

 Algo se pone en travesura en el recreo antes de los que enseñan y aprenden, antes de los que mandan y obedecen.

NOTA:  Para cualquier consulta o comentario, contactarse con Claudia Méndez Del Carpio, responsable de la columna, al correo [email protected] o al teléfono/whatsApp  62620609. Visítanos en Facebook como LECTURAS SUTILES.