Opinión Bolivia

  • Diario Digital | viernes, 19 de abril de 2024
  • Actualizado 18:38

¿Quedarse en casa?

¿Quedarse en casa?

Una de las estrategias que ha mostrado ser eficaz en la prevención de la propagación del coronavirus COVID-19 es el aislamiento social. De ahí que la mayoría de los países hayan tomado medidas como la cuarentena, que prevén que las personas se queden en casa. #QuédateEnCasa ha sido, sin duda, el mensaje que con mayor claridad ha llegado a las personas y que ha ameritado que los medios de comunicación dediquen sus portadas.

A pesar de ello, no todas las personas pueden quedarse en casa. Ya se ha mencionado que solo algunos sectores cuentan con las condiciones materiales para hacerlo durante la cuarentena. Un grueso de la población boliviana no es empleado y sus ingresos familiares dependen de su posibilidad de generar ingresos diariamente. Este es el caso de muchas mujeres en jefatura de hogar, que se dedican al comercio, trabajan en el llamado sector informal, son trabajadoras por cuenta propia y tampoco cuentan con protección social. Quedarse en casa no es una opción cuando se trata de sobrevivir. Pocas personas tenemos el privilegio de quedarnos y trabajar desde casa.

Se ha constatado que el hogar es el lugar menos seguro para mujeres, niños y niñas. Lo indica el número de casos de violencia contra ellos que se denuncian en defensorías, servicios legales municipales y la Fuerza Especial de Lucha contra la Violencia. En otros países se ha evidenciado un incremento de las situaciones de violencia contra las mujeres, niños y niñas, producto de las restricciones de movilización y el hecho de quedarse en casa. Esperemos se acompañe con medidas de prevención y protección a las mujeres que ya están en casa.

Otro de los elementos poco considerados es el cuidado. Las mujeres siguen siendo quienes más tiempo destinan a estas tareas. Quedarse en casa, significará un incremento de las horas diarias que ellas dedican al cuidado en el hogar si no se han producido cambios en la forma en que estas actividades se distribuyen al interior de las familias. Existen necesidades diferenciadas de cuidado, de niños, personas adultas mayores, enfermas o con discapacidad que demandarán de ellas más tiempo. Ojalá esta emergencia pudiera contribuir a una mayor democratización de estas tareas que han sido encargadas casi exclusivamente a las mujeres y sobre las que descansa el sistema patriarcal, lucra el capitalista y se reproduce el colonialismo.