Has ido a buscar tus últimas pruebas de sangre y tu médico te dice que debes bajar el colesterol. Lo primero que debes saber es que el colesterol es una sustancia que genera tu propio cuerpo y que es necesario para su buen funcionamiento.

Otro error común es pensar que el colesterol alimentario aumenta tu colesterol en sangre, no es así; si come más, tu hígado para fabricar menos, y si comes poco colesterol se verá obligado a fabricar más, pero los niveles en sangre no se van a modificar en gran medida por el colesterol contenido en los alimentos.

Tipos de colesterol

Existen dos tipos diferentes de colesterol; por un lado el colesterol HDL o más comúnmente llamado colesterol bueno, que es el encargado de proteger nuestras arterias. Por otro lado, tenemos el colesterol LDL o colesterol malo; asociado con enfermedades cardíacas y con infartos.

Algunas recomendaciones

Lo primero que se debe hacer para bajar el colesterol es evitar, en gran medida, los posibles alimentos procesados cargados de azúcar y de harina porque ellos son los que van a influir negativamente en la producción de colesterol así que ya sabes… cocina más alimentos frescos y procura dejar de lado los procesados. También es importante que incrementes el consumo de pescados azules entre otras cosas. Hay pescados que son ricos en omega 3 y ayudan a reducir significativamente los niveles de triglicéridos y a mantener los niveles correctos de colesterol.

Otra opción es tomar suplementos de omega 3 pero debes saber elegir; no te vayas por el barato. Trata de buscar uno a partir de aceite de pescado purificado y que elimine metales pesados, dioxinas y otros tóxicos que puedan estar presentes en esas perlas de aceite de pescado. Si controlas tu dieta vas a comenzar a ver lo fácil que es controlar tu colesterol y tener un cuerpo saludable.

Algunas de las claves más eficaces para bajar el colesterol en nuestro cuerpo son las siguientes:

1. Reducir el consumo de grasas animales. Sobre todo dejar de lado los alimentos altos en grasas como las carnes procesadas del chorizo, salami o la mortadela y las carnes rojas con grasa.

2. Hazte amigo de la fibra. Incrementa el consumo de productos como la avena, las semillas de lino, cebada, legumbres, frutas y vegetales de raíz.

3. Haz tu dieta más vegetal. Al menos haz una comida a la semana sin carne y sustituye la proteína animal por proteína vegetal.

4. Toma consciencia de los hidratos de carbono.

5. Conviértete en un perdedor (pero de peso).

6. Muévete más. Aprovecha los pequeños momentos de tu día en los cuales puedes ejercitarte un poco. Por ejemplo, usa las escaleras en vez del ascensor.

7. Busca tu nivel de ejercicio óptimo. Trabaja lo necesario para sentirte mejor.

8. Conviérte el ejercicio en un hábito. Unos minutos al día son más que suficientes para agarrar la costumbre.

9. Cambia tus rutinas de ejercicio. Adecúa los tipos de ejercicio a los que tu cuerpo necesita, no todos somos iguales en ese aspecto.

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