Las manifestaciones y disturbios en contra de la brutalidad policial se reavivaron en Estados Unidos, durante el fin de semana, especialmente en Seattle y Portland, estados a los cuales el presidente Donald Trump envió agentes federales para contener las protestas.

En ambas ciudades de la costa oeste, las autoridades alertaron de "disturbios" y grave riesgo para la propiedad pública tras los choques violentos entre manifestantes y las fuerzas policiales.

La noche del sábado fue la más crítica, después de que el gobernador Jay Inslee anunció la llegada de los uniformados y manifestó que Trump "busca confrontación". La vigilia en diversas calles y avenidas continuaron toda la jornada del domingo.

Sin embargo, hizo un llamado para que los manifestantes mantengan la calma y realicen sus protestas de forma pacífica.

En Portland, los manifestantes rompieron el cerco policial en torno a la corte federal en el centro de la ciudad, lo que obligó a la respuesta por parte de los agentes policiales.

El fallecimiento de Floyd provocó la mayor ola de protestas en todo el país contra la violencia racial en medio siglo, y el propio Trump tuvo que ampliar el perímetro de seguridad con vallas adicionales en la Casa Blanca por las manifestaciones en la capital estadounidense.

Aunque las protestas más numerosas se han producido en la costa oeste, también ha habido manifestaciones con choques violentos en otras partes del país como Austin (Texas) y en Louisville (Kentucky).