Opinión Bolivia

  • Diario Digital | jueves, 28 de marzo de 2024
  • Actualizado 12:33

DESDE AFUERA

Prevención de la radicalización y lucha contra el terrorismo

Prevención de la radicalización y lucha contra el terrorismo
En los últimos años, asistimos en Europa a la desaparición paulatina del terrorismo de naturaleza nacionalista y al aumento de atentados de corte yihadista salafista. Sorprende el extremismo radical de sus autores, a menudo dispuestos a sacrificarse, como se vio en los atentados de Madrid en 2004 o los más recientes en Francia o Gran Bretaña.

¿Cómo es posible que más de 40.000 personas de 110 países se apresten a unirse al ISIS en Siria o Irak desde la proclamación del ´califato´ en 2014? ¿Por qué un noruego de clase media acribilla a balazos a 77 jóvenes en un campamento de verano y sigue enarbolando el saludo nazi sin arrepentirse? ¿Qué lleva a un grupo anarquista griego a atentar con cartas bomba contra su exprimer ministro o sedes de instituciones financieras?

¿Cuál es la mejor solución a esta radicalización?: ¿social, política, policial, judicial o militar? Muchas preguntas sin respuestas claras.

El Consejo de Europa, la institución por excelencia que vela por el cumplimiento de los derechos humanos, la democracia y el Estado de Derecho en 47 países que suman 830 millones de habitantes, ha tenido un papel crucial en la lucha contra el terrorismo, su financiación, y la radicalización desde finales de los 70. Ha sido la primera institución en afrontar el terrorismo desde el ángulo de la prevención. Y ya se sabe que siempre es mejor prevenir que curar.

Hay que aclarar que la radicalización que preocupa al Consejo de Europa (CdE) es aquella que conduce a la violencia extrema o al terrorismo. Por sí misma, la radicalización, aunque nos repugne, no es un crimen. Hay que distinguir entre la libre expresión de posturas radicales y los delitos.

Sobre la fina línea roja que los distingue, el Tribunal de Derechos Humanos de Estrasburgo (TEDH) dice que "la libertad de expresión se extiende a ´informaciones´ e ´ideas´ que ofenden, chocan o molestan". Véase los casos de caricaturas contra Mahoma o la quema de fotos de jefes de Estado. Es parte del "pluralismo, tolerancia y amplitud de miras sin las cuales no hay una sociedad democrática", continúa el Tribunal.

Si bien no existe una definición universalmente aceptada de radicalización, las Directrices del CdE para servicios penitenciarios y de libertad condicional sobre cómo combatir la radicalización y el extremismo violento establecen que "la radicalización representa un proceso dinámico mediante el cual un individuo acepta y apoya cada vez más el extremismo violento. Las razones detrás de este proceso pueden ser ideológicas, políticas, religiosas, sociales, económicas o personales."

Según dichas Directrices, "el extremismo violento consiste en promover, apoyar o cometer actos, incluidos los que pueden conducir al terrorismo y que tienen por objeto defender una ideología que aboga por la supremacía racial, nacional, étnica o religiosa y se opone a los valores y principios básicos de la democracia".

Ante causas complejas, las respuestas no pueden ser únicas. Hay que dar la batalla en varios frentes, sobre todo en la sociedad, porque la represión penal no basta. Estudios sobre la radicalización recomiendan examinar los procesos de reclutamiento, ya sea en escuelas, centros de detención y prisiones o en internet (...).

Tomado de a agencia EFE