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  • Diario Digital | martes, 23 de abril de 2024
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La personalidad influye en los años que uno vivirá

La personalidad influye en los años que uno vivirá



Hasta ahora, los científicos y expertos en envejecimiento señalaban a la predisposición genética y a los correctos hábitos de vida, sobre todo la alimentación equilibrada y el ejercicio habitual, como responsables de que una persona viva más años

Un reciente estudio publicado en International Psychogeriatrics ha analizado a 29 personas entre 90 y 101 años y a 51 familiares. El análisis de estos voluntarios ha determinado que todos ellos tienen rasgos de carácter comunes, como son la resiliencia, es decir, la capacidad de superar situaciones traumáticas, y la tozudez.

Los ancianos analizados demostraron ser controladores, dominantes y obstinados, pero con cualidades de resiliencia y adaptabilidad al cambio.

INVESTIGACIÓN Los investigadores solicitaron a los participantes que completaran una serie de cuestionarios estandarizados y entrevistas sobre temas como migración, eventos traumáticos y creencias. A los miembros más jóvenes de la familia se les preguntó acerca de los rasgos de personalidad de sus parientes mayores.

Los adultos más jóvenes tendían a describir a sus parientes mayores como controladores, dominantes y obstinados. Pero, los individuos de 90 y 100 años también mostraron cualidades de resiliencia y adaptabilidad al cambio.

Al respecto, un entrevistado que perdió recientemente a su esposa dijo a los entrevistadores: "Ahora me estoy recuperando gracias a mis hijos, y me siento mucho mejor. He luchado toda mi vida y siempre estoy preparado para los cambios. Creo que dan vida y dan oportunidades para crecer ".

"La investigación ha demostrado que los adultos que viven hasta los 90 o 100 años han aprendido a equilibrar estos rasgos algo contradictorios", aseguró Dilip Jeste, decano asociado principal del Centro de Envejecimiento Saludable de la Facultad de Medicina de San Diego y autor principal del estudio.

MÁS RASGOS Los adultos mayores también tenían otras cualidades en común, como la positividad, una fuerte ética de trabajo y vínculos estrechos con la familia, la religión y el campo. En el momento de las entrevistas, la mayoría todavía estaba activo: trabajaba regularmente en sus hogares y en sus tierras. "Esto les dio un propósito en la vida, incluso después de alcanzar edades avanzadas", concluyó Jeste.