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  • Diario Digital | viernes, 19 de abril de 2024
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El periódico feminista pionero que subvirtió Argentina en pleno siglo XIX

El periódico feminista pionero que subvirtió Argentina en pleno siglo XIX

Transcurridos 123 años desde que viera la luz por primera vez "La Voz de la Mujer", el primer periódico feminista de Argentina y Latinoamérica, un libro de la Universidad Nacional de Quilmes (UNQ) reedita los nueve números de la centenaria publicación.


El periódico, que comenzó sus publicaciones en 1896 y estaba dirigido por la militante feminista y sindicalista argentina Virginia Bolten, tuvo como lema "Ni Dios, ni patrón, ni marido", y se definió por una postura determinante en contra del machismo, del autoritarismo estatal y eclesiástico.

Asimismo, reivindicó el amor libre, la emancipación de la mujer y su libertad de elección.

Casi un siglo y un cuarto después de su nacimiento, la contienda de multitud de mujeres por consolidar el feminismo y el clamor por el fin de la violencia machista y los feminicidios sirven como paradigmas para situar lo que sucedía a finales del siglo XIX de manera más naturalizada.

Mucho tiempo antes de que los pañuelos verdes cimbreasen por todo el país para exigir el derecho al aborto, "La Voz de la Mujer" ya puso ese asunto sobre la mesa.

La UNQ rescata ahora la edición del libro que en 1997 ya recopiló el conjunto de aquellos periódicos, y que gana una segunda tirada debido a la efervescencia del movimiento feminista en Argentina.

El rector de la UNQ, Alejandro Villar, señala en declaraciones a Efe la importancia de esta brecha generacional en el contexto actual, ya que muchas mujeres que leyeron el libro "ven reflejada la historia de sus bisabuelas en un mundo donde esta idea del feminismo era casi precámbrica". 

"Como se puede observar, desde hace mucho tiempo había mujeres empoderadas que luchaban y tenían instrumentos como esa revista para centrar sus posiciones; es muy interesante para contribuir a la historia del feminismo en Argentina", apunta el rector.

Poco se sabe de sus colaboradoras, que firmaban con los nombres de Josefa Martínez, Teresa Marchisio o Pepita Gherra, quien escribió artículos con titulares como "¿Amemos? no. ¡Luchemos!"

"Pepita Gherra eligió ocupar un lugar de vanguardia, que al día de hoy nos resulta importante pero que en su época debió ser muy incómodo. La vanguardia suele ser difícil porque implica recibir los primeros golpes, rechazos y cuestionamientos", indica la historiadora y escritora Gabriela Margall.

El siglo XIX no fue una época liviana en cuanto a libertades para las mujeres, y menos aún para las periodistas de ideas revolucionarias.

Muchas de ellas se escondían detrás de seudónimos, por temor a las represalias, mientras que varios medios el Estado los coartaba y trabajaban desde el secretismo.

"Las autoras de los periódicos o dirigentes obreras debían ocultar su identidad, y por tanto no dejar huella de su existencia. Incluso los periódicos como ´La Voz de la Mujer´ eran clandestinos y aparecían cuando podían", asevera Margall. 

La obra fue presentada en la Feria del Libro de Buenos Aires el pasado abril por Villar y la socióloga feminista Dora Barrancos, quien escribió el prólogo de esta segunda edición.

El 8 de marzo, en conmemoración al Día Internacional de la Mujer Trabajadora, el libro fue publicado en la web de la Universidad para su descarga en formato digital, ya que según Villar era un proyecto que tenían "desde hace rato" y que les pareció "oportuno" vincularlo con ese día. 

Barrancos, por su parte, cree que "volver al pasado permite estimar los cambios alcanzados y también a tomar más fuerza para forjar las transformaciones que aguardan".

Sostiene Margall que uno de los factores más relevantes de "La Voz de la Mujer" es "su reflexión sobre el lugar de las mujeres en el mapa social y económico.

"La emancipación de la mujer era la emancipación de la humanidad", sentencia.

La historiadora expone que el periódico hizo una llamada a las mujeres para que dejasen de "ser esclavas entre esclavas" y, a la vez, inculcó entre sus lectoras la necesidad de asumir que no pertenecían a nada ni a nadie.