Pacientes transmiten desde gripe hasta VIH al personal de salud
"Dos de mis colegas (enfermeras) se pincharon accidentalmente con agujas infectadas con sangre de pacientes que dieron positivo al VIH". "Trabajando en la Unidad Coronaria y Terapia Intensiva (como doctora), tuve el inconveniente de adquirir infección en ambos ojos, con úlceras conjuntivales y corneales". "Como médico familiar veo a 30 pacientes al día, uno de ellos, sin querer, me estornudó en la cara. Ahora estoy agripado". Ese es el testimonio de algunos médicos y enfermeras que están empleados en hospitales públicos y privados del departamento. Todos, alguna vez en sus vidas, testificaron o, peor aún, experimentaron un contagio o transmisión de enfermedades, a través de pacientes que acudieron a consultar.
Una enfermera de un céntrico hospital privado de Cochabamba, quien prefirió mantener en reserva su identidad, contó a OPINIÓN que, a lo largo de su experiencia en el ámbito de la salud, solo fue contagiada de resfríos y, lo más grave, fue una gripe, pero era de tipo "común", así que siguió su curso y sanó, pero sus colegas de la misma profesión, sobre todo "las más jóvenes", no corrieron la misma suerte.
"(Como enfermera) manipulas orina, secreciones, fluidos y pus que secretan los enfermemos, así que tienes entre un 50 a 80 por ciento de contagiarte". Les sucedió a dos de sus compañeras, quienes se pincharon accidentalmente con agujas que fueron usadas en pacientes con Virus de Inmunodeficiencia Humana (VIH). Sus casos, según contó la enfermera que habló con OPINIÓN, fueron reportados al Servicio Departamental de Salud (SEDES) de Cochabamba. Ambas, iniciaron un tratamiento con retrovirales, como si fuesen pacientes con VIH.
"Dicen que era un tratamiento horrible. Lo han dejado". Supuestamente, los medicamentos les ocasionaron dolor de cabeza, mareos, inflamación de la garganta, la lengua y el hígado.
En ese mismo hospital, otros médicos y enfermeras que manipulan incorrectamente ciertas herramientas, contraen recurrentemente hepatitis, diarrea y gastroenteritis. En criterio de la fuente, todo se debe a que hay cierto personal que no es cuidadoso o no se hace un correcto lavado de manos ni usa barbijos.
MÁS CASOS
Una doctora graduada de la Universidad Mayor de San Simón (UMSS), que actualmente cursa una especialidad en Argentina, habló con OPINIÓN sobre su caso: Fue vendada de los ojos por una semana, reposó por un tiempo prolongado y recibió un tratamiento con un "doble esquema de antibiótico". ¿Qué le ocurrió? La joven profesional se desempeña en la Unidad Coronaria y Terapia Intensiva de un hospital, áreas en las que reposan "pacientes críticos, con enfermedades que comprometen sus vidas, ya sea por sepsis (cuando el cuerpo tiene una fuerte respuesta inmunitaria a una infección bacteriana), traumatismos graves o enfermedades cardiovasculares". Ahí, adquirió una infección en sus dos ojos, con úlceras conjuntivales y corneales.
La atención y el monitores constante que ella daba a los pacientes, la expusieron. "(La enfermedad) comprometió mi productividad, mi desempeño laboral y, lo más importante, mi salud".
Acotó que, a veces, esto no es consecuencia de una violación a las normas de bioseguridad, sino que "hay situaciones en las que la atención (inmediata) a los enfermos impide tomar las precauciones previstas para evitar el contacto directo". Por esa razón es que los médicos también están expuestos a la sangre de los pacientes u otros fluidos biológicos.
EXPOSICIÓN MENTAL
Según la médica cochabambina, el personal de salud no solo desarrolla enfermedades físicas, también psicológicas. Mencionó que algunos de sus colegas "caen" en un cuadros de estrés cuando la vida de los enfermos que atienden está en riesgo, lo que los obliga a actuar con "agilidad y destreza". Otros profesionales llegan a ese estado de cansancio mental debido a los turnos que, a veces, se prolongan por más de 24 horas continuas. Esto, según dijo, "afecta en la productividad" y también en la seguridad y éxito de la institución que los contrató.
Coincidió con ella la enfermera, quién contó el caso de un doctor que, "por darles excesivo cuidado de los pacientes que estaban en terapia intensiva, no dormía, no iba a su casa y solo garantizaba el funcionamiento de su organismo con un medicamento al que se hizo adicto". La ansiedad por esa especie de "suplemento" hizo que el profesional desarrolle una neurosis, por lo que decidió apartarse de su fuente laboral.
La médica añadió que el personal de salud, inclusive, a veces está expuesto a agresiones físicas o psicológicas de parte de los familiares de pacientes que están en una situación grave. "Existe una alta frecuencia".