Una modelo que llegó a vivir bajo el puente y venció a las drogas
Roxana (nombre convencional) lleva 13 años y 6 meses “limpia” (en abstinencia), después de consumir drogas durante unos 13 a 15 años.
De imponente voz y risa contagiosa y sincera, bromea sobre algunos aspectos de su vida, aunque en su momento fueron muy duros.
Roxana cuenta que su última batalla fue contra el cáncer y que la mastectomía a la que tuvo que someterse pudo ser solventada con ayuda solidaria de sus amigos.
Nació en Beni y se educó en La Paz desde los 8 años, después de la muerte de sus papás. Vivía con sus abuelos y estudiaba en un colegio de Villa Fátima. Tenía muchos amigos y fiestas. Sobresalía por su belleza y fue a un curso de modelaje. Allí conoció a “personas con auto y amigas con dinero”, con las que iba a fiestas y a tomar bebidas alcohólicas. “Me embaracé de un compañero de curso y mi bebé falleció con neumonía”, recuerda Roxana.
“Mi familia no quiso saber y ese fue el detonante para que salga de casa. Estaba deprimida por la pérdida de mi bebé. Me puse a beber y conocí gente que consumía marihuana, inhalaba cocaína y también consumía pastillas (estupefacientes)”.
Salía con amigas a discotecas y ellas se iban a cierta hora, pero Roxana continuaba. “Pasé de ser consumidora social a tener problemas de alcoholismo y drogadicción”, señala.
Luego tuvo a su hija y cayó enferma. Su pequeña fue a vivir con otra familia.
Entonces, Roxana llegó a la festividad de la Virgen de Urcupiña, a pedir el milagro de dejar de beber. “Encontré que aquí había más droga y mayor consumo”, recuerda.
Se convirtió en la pareja del líder de los “cleferos” y vivió bajo el puente. “La vida allí es un infierno. Solo el valiente sobrevive”, dice.
Roxana cuenta que en esa época hizo “cosas malas” que trata de enmendar. “Estaba al borde de la muerte, desahuciada, porque tenía tuberculosis, epilepsia y los nervios hechos tiras. Temblaba sin parar. Mi mandíbula se movía de un lado a otro. Era una enferma terminal, pero me recuperé. En el hospital me ayudaron, estuve un año y un sacerdote me regaló mil bolivianos”, agrega.
Se alegra de no haber contraído el Virus de Inmunodeficiencia Humana (VIH), aunque le transmitieron sífilis y superó la infección con tratamiento.
Recibió ayuda de muchas iglesias cristianas y evangélicas. "No creía en nada ni en nadie. Con las drogas te olvidas de todo. Solo vives para tu droga y haces daño a las personas que te quieren", se arrepiente.
“Salí adelante gracias a mi padrino y mi madrina. Soy una persona de bien y asisto a Alcohólicos Anónimos y Narcóticos Anónimos”, agrega.
Roxana estudió en el CEMA, obtuvo título de estilista y cosmetóloga. Hoy trabaja de todo. Hace pedicura y manicura. También tiene estudios en fisioterapia. Elabora postres y los vende en oficinas.Trabaja en limpieza y en cuidado de ancianos. “Eso me ha ayudado bastante. Me gusta escuchar, tengo tolerancia y humildad”. La principal ayuda la recibió de Alcohólicos Anónimos (Alanon), pero más le gusta NA, donde son más francos. “En ese grupo encontré la paz. Nos ayudamos unos a otros. Es para quien quiere salir de la dependencia de las drogas. No hay honorarios. En el grupo compartimos una taza de té o café y espiritualmente estamos bien. Hay literatura, terapia y convivencia. Solo nosotros nos entendemos. El grupo es cerrado y se reúne tres veces a la semana”.
Roxana dedica parte de su tiempo a compartir su experiencia con otros grupos. "Soy veterana, estadista", dice, al referirse a su larga experiencia en NA y estar “limpia” muchos años.
Tiene fe en un Dios espiritual y repite la Oración de la serenidad: “Dios concédeme la serenidad para aceptar las cosas que no puedo cambiar, el valor para cambiar las cosas que puedo, y la sabiduría para reconocer la diferencia”.
Oración
“Dios concédeme la serenidad para aceptar las cosas que no puedo cambiar, el valor para cambiar las cosas que puedo, y la sabiduría para reconocer la diferencia”.
95 por ciento
Defectos de carácter
La adicción se explica en un 95 por ciento por los defectos de carácter, que se expresan en depresión, impotencia e ingobernabilidad.
El programa Narcóticos Anónimos apoya a los participantes que quieren dejar de consumir.
Los 12 pasos
1. Admitimos que éramos impotentes ante nuestra adicción, que nuestra vida se había vuelto ingobernable.
2. Llegamos a creer que un Poder superior a nosotros mismos podía devolvernos el sano juicio.
3. Decidimos poner nuestra voluntad y nuestra vida al cuidado de Dios, tal como lo concebimos.
4. Sin miedo hicimos un detallado inventario moral de nosotros mismos.
5. Admitimos ante Dios, ante nosotros mismos y ante otro ser humano la naturaleza exacta de nuestras faltas.
6. Estuvimos enteramente dispuestos a dejar que Dios eliminase todos estos defectos de carácter.
7. Humildemente le pedimos que nos quite nuestros defectos.
8. Hicimos una lista de todas aquellas personas a quienes habíamos hecho daño y estuvimos dispuestos a enmendarlo.
9. Enmendamos directamente el daño causado a aquellas personas siempre que nos fuera posible, excepto cuando el hacerlo perjudicaría a ellos o a otros.
10. Continuamos haciendo nuestro inventario personal y cuando nos equivocábamos lo admitíamos rápidamente.
11. Buscamos a través de la oración y la meditación mejorar nuestro contacto consciente con Dios, tal como lo concebimos, pidiéndole solamente conocer su voluntad para con nosotros y la fortaleza para cumplirla.
12. Habiendo obtenido un despertar espiritual como resultado de estos pasos, tratamos de llevar este mensaje a los adictos y de practicar estos principios en todos los aspectos de nuestra vida.