Más de dos millones de estudiantes de secundaria consumen cigarrillos electrónicos, lo que ha motivado que el Gobierno de Estados Unidos apoye cuatro proyectos de investigación para dilucidar sus efectos para la salud, informó hoy el Departamento de Salud y Servicios Humanos (HHS, en inglés).

Los estudios que apoyará la Administración serán llevados a cabo por los Laboratorios Battelle Pacific Northwest, el Centro Médico de la Universidad de Kansas, los institutos de Investigación Médica Hunttington y la Universidad de Wisconsin-Madison.

El objetivo de estas investigaciones es definir la composición química de los aerosoles de los cigarrillos electrónicos y su impacto en los pulmones y en el corazón de los jóvenes.

El Gobierno de EE.UU. está preocupado por la creciente popularidad de estos dispositivos.

"Los cigarrillos electrónicos son el producto derivado del tabaco más utilizado por los jóvenes estadounidenses. Debido a su popularidad, los funcionarios de salud ven en su creciente uso un motivo de preocupación", señaló el HHS en un comunicado.

De acuerdo con datos de la Encuesta sobre el Uso de Tabaco entre los Jóvenes, el número de personas en edad escolar que "vaporea", como se denomina popularmente el uso de cigarrillos electrónicos, se incrementó más de un 75 por ciento entre desde 2017.

Los defensores de los conocidos como "e-cigarrettes" sostienen que mientras que el humo del cigarrillo es resultado de la combustión, a la que atribuyen los efectos nocivos de fumar, el vapor de los nuevos productos es generado por una condensación.

El HHS concuerda con que vaporear resulta menos dañino que fumar, pero considera, no obstante, que cualquier consumo de tabaco "no es seguro".

Asimismo, las autoridades temen que el consumo de los cigarrillos electrónicos por parte de los jóvenes acabe derivando en una nueva generación de fumadores en el futuro.