Opinión Bolivia

  • Diario Digital | viernes, 19 de abril de 2024
  • Actualizado 13:26

Hay que “saber”

Hay que “saber”
Seguro que si usted conduce muchas veces se ha preguntado ¿Este señor dónde aprendió a conducir? La más de las veces seguro fue un chofer del transporte público que viene cargado de pasajeros. Es decir, tiene en sus manos la vida de muchas personas.

Luego de numerosas experiencias y aprendizajes me he convencido de que las transformaciones más significativas de una sociedad se producen a partir de los cambios que se generan en las personas. Es decir, la mayor de las revoluciones sociales es precisamente, aquella que transforma mentalidades y sentires de las personas. El otro hallazgo, es que esas transformaciones pueden realizarse por numerosas vías, sin embargo, una de las principales pasa por el aprendizaje.

Bajo esa premisa el ejercicio de cualquier oficio, arte o profesión requiere de un conjunto de habilidades y conocimientos que hoy se denominan competencias. Entiéndase que las capacidades son obtenidas a través de procesos de entrenamiento, capacitación, formación o en un sentido general educación. No caen del cielo, no nacemos con ellas.

La prestación de servicios a personas requiere, por tanto, de la obtención de un mínimo de capacidades. Limpiar el piso, atender a un conjunto de comensales en una mesa, conducir un vehículo trasladando gente, necesitan de entrenamiento unas veces más y otras menos complejo.

Por ejemplo, el “chofercito” del minibús no necesita solamente saber manejar el minibús, tampoco basta conocer el código de tránsito. Ni siquiera es suficiente tener conocimientos básicos de mecánica.

Adicionalmente debe tener algunas nociones del manejo financiero, no olvidemos que algunos son mini empresarios. Pero también es importante, al ser su actividad principal, la dotación de servicios, el “chofercito” debiera saber atender al público.

No me queda duda que el oficio de conducir un minibús es una tarea pesada, pero eso no lo exime de contar con los requisitos señalados.

Y cuando llueve moja a todos. Un candidato a diputado o a la presidencia y de igual manera un ministro o funcionario público debiera contar con las destrezas y conocimientos mínimos para ejercer con responsabilidad sus funciones.

El empirismo en el ejercicio de las artes y oficios nos conduce a la improvisación y esta viene casada con el riesgo.