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  • Diario Digital | martes, 23 de abril de 2024
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¿Globalización del coronavirus?

¿Globalización del coronavirus?

E n cuestión de días, la Organización Mundial de la Salud (OMS) se ha retractado sobre su evaluación de la amenaza del coronavirus 2019-nCoV que apareció en China, a principios de año, y subió su riesgo de “moderado” a “alto”. No obstante, asegura que esto no implica que la epidemia sea una emergencia mundial.

La OMS usó ese término en cinco epidemias que implicaron una respuesta global: la gripe porcina H1N1 (2009), el virus de la polio (2014), la fiebre del Ébola  (2014-2016) y (2018) y el virus Zika (2016). 

Lo que sí es innegable es la proliferación del brote de este virus —que apareció en Wuhan, China, hace casi un mes y que ahora está presente en 18 países—. Ya cobró la vida de más de una centena de personas y el número de afectados se acerca a los seis millares.

El coronavirus, al margen de los riesgos en la salud, está afectando la economía global y generando un impacto financiero mundial. Las mercados de valores suben y bajan al ritmo de las noticias sobre esta epidemia, y el precio del petróleo está en descenso.

El mundo científico debe continuar con las investigaciones para estudiar el comportamiento de este  virus y, así, acelerar el descubrimiento de los medicamentos que lo neutralicen y la fabricación de una vacuna que garantice una inmunización a futuro. 

Como en todo el mundo, América Latina se encuentra en un estado de alerta ante la propagación del coronavirus. Si bien el riesgo concreto de contagio de los bolivianos es bajo, en este momento, nuestro nivel de preparación tiene que ser alto, para afrontar cualquier eventualidad. Y todavía no lo es.

El Gobierno de Áñez debe implementar —como anunció hace unos días — el protocolo de la OMS para la detección de posibles infectados y las medidas sanitarias en los aeropuertos y las terminales terrestres donde lleguen pasajeros internacionales, además de los puntos fronterizos. Hasta ahora, todavía no se ha terminado de implementar.

Hay tres aspectos claves para combatir este virus: la prevención, a través de las buenas prácticas sanitarias para reducir el riesgo de contagio; la detección temprana de pacientes con la sintomatología (tos, fiebre, dificultad para respirar, etc) y, que el sistema de salud cuente con personal capacitado e infraestructura adecuada. 

Para este último punto, es vital la capacitación de los trabajadores de salud; que se tenga acceso a pruebas de laboratorio rápidas para la identificación del patógeno y que estén habilitados espacios adecuados para pacientes.