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  • Diario Digital | jueves, 25 de abril de 2024
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TAMBIÉN RETORNARON DOS PERSONAS A SUCRE

Cochabambinos vuelven de Italia y revelan falencias en aeropuertos

Estudiantes, que fueron a Europa como intercambio,  llegaron el viernes al Jorge Wilstermann y no recibieron la revisión adecuada. Sí la tuvieron los dos bolivianos que llegaron a Sucre.
Carlos (nombre ficticio), a su llegada a Cochabamba.  CORTESÍA
Carlos (nombre ficticio), a su llegada a Cochabamba. CORTESÍA
Cochabambinos vuelven de Italia y revelan falencias en aeropuertos

Lo que comenzó como un sueño terminó en una pesadilla. Cuatro bolivianos, dos de ellos de Cochabamba y dos de la ciudad de Sucre, retornaron a Bolivia el viernes por la noche desde Italia, la “zona roja actual” del coronavirus en Europa, y desnudaron falencias en el control sanitario en los aeropuertos de Viru Viru (Santa Cruz) y Jorge Wilstermann.

Después de seis meses, Carlos (nombre ficticio para proteger la identidad de un estudiante de 17 años), quien fue entrevistado por OPINIÓN, volvió a Cochabamba en medio de una gran incertidumbre, primero porque fue obligado a regresar desde Italia, donde murieron  368 persona en las últimas 24 horas, y segundo, porque en Bolivia comenzaron a confirmarse los primeros casos de coronavirus (COVID-19). Se tienen 11 según los últimos datos proporcionados ayer por las autoridades pertinentes.

Pese a que los familiares advirtieron al Servicio Departamental de Salud (SEDES) de la llegada de  los dos estudiantes a Cochabamba, los jóvenes bajaron del avión sin ningún tipo de asistencia, inclusive después de desembarcar de la aeronave se vieron obligados a exigir y reclamar atención médica al personal del recinto  para que sean evaluados, conforme a los protocolos de seguridad que establece la Organización Mundial de la Salud (OMS) contra el coronavirus.

En cambio, en Sucre los otros dos estudiantes fueron recibidos por dos ambulancias y luego evaluados por un equipo médico de emergencia en el aeropuerto internacional de Alcantarí, donde participó un equipo de contingencias y se tomaron las previsiones necesarias sobre el caso.

La madre de Carlos (nombre ficticio) tuvo que improvisar un pequeño departamento para aislar a su hijo y cumplir voluntariamente una cuarentena de 14 días, recomendada por los médicos para descartar la enfermedad (el virus mundial).

Aunque ninguno tiene los síntomas todos los estudiantes decidieron someterse voluntariamente al aislamiento, como una medida preventiva ante el COVID-19.  

“No queremos poner en riesgo a nuestras familias. Además, hemos  percibido una psicosis y mucho temor en la población”, dijo Carlos, quien aguarda en la soledad de su habitación pequeña su voluntario confinamiento.

Los cuatro estudiantes, que estuvieron en Italia como parte de un Programa de Intercambio Cultural (PIC) desde septiembre del pasado año, partieron desde Roma el jueves bajo estrictas medidas de seguridad puestas por el gobierno de ese país.

Por ejemplo, recuerda Carlos, la distancia mínima de un persona con otra en todos los trámites dentro el aeropuerto de Italia Ciampino G. B. Pastine era de un metro a la redonda, con duras sanciones económicas para quienes incurran en infracciones. Además, dentro la aeronave tenía que haber un asiento vacío entre dos pasajeros.

Tras el largo recorrido entre Roma y San Paulo, los cuatro bolivianos son interceptados en el avión por un equipo de emergencias del aeropuerto internacional de Guarulhos, donde respondieron un largo interrogatorio.

Pese a que solo eran pasajeros de tránsito, los estudiantes fueron sometidos a un riguroso examen médico, como parte de un plan de emergencias que tiene Brasil en sus diferentes aeropuertos.

Tras llegar a Santa Cruz, los estudiantes recibieron una atención improvisada médica en el aeropuerto de Viru Viru, ya que fueron considerados pasajeros de tránsito, y luego continuaron con sus respectivos destinos. 

Examen de laboratorio privado La pesadilla no ha terminado para esta familia y la madre de Carlos busca hoy opciones para llevar a su a su hijo a casa. Después de analizar varios escenarios clínicos y con el apoyo de varios médicos estudia la propuesta de un examen de laboratorio privado para descartar la enfermedad.

“Necesitamos tener certeza y seguridad. La incertidumbre no está consumiendo, además de la psicosis que ha provocado la enfermedad en la ciudad”, dijo la madre de Carlos.

Según datos de la mamá, el costo del laboratorio, está alrededor de 1.000 bolivianos, y la prueba se realizará en los próximos días.