Opinión Bolivia

  • Diario Digital | martes, 23 de abril de 2024
  • Actualizado 00:10

CON LA AYUDA DE UN DRONE

En busca de la tumba de Atahualpa

En busca de la tumba de Atahualpa



Dato revelador. Hallan en la selva de Ecuador una construcción que podría ser el lugar secreto donde fue enterrado el último emperador inca y su tesoro.

Aquel 25 de julio de 1533, cuando el Inca Atahualpa fue ejecutado en Cajamarca, dicen que Pizarro lloró su muerte. Lo cierto es que el cadáver del último emperador Inca desapareció pocos días después de ser enterrado en la iglesia de dicha localidad. Es uno de los episodios más misteriosos y crueles de la historia de Hispanoamérica.

Por un lado, el rastro del cadáver de Atahualpa se desvanece en la selva cuando sus súbditos se lo llevaron para momificarlo y enterrarlo junto a un inmenso tesoro, según la leyenda. Por otro, esa tumba ha sido uno de los lugares más buscados durante cinco siglos por los cazatesoros.

Hace apenas una semana un equipo multidisciplinar puede haber encontrado esa tumba. O lo que queda de ella. Si su intuición es cierta, los restos de Atahualpa no están en Cajamarca, ni Cuzco, ni Machu Pichu; ni siquiera en Perú. Se encuentran en Ecuador, en el lugar en donde la selva del Amazonas escala la vertiente oriental de los Andes. Allí, a pocos kilómetros de Baños de Agua Santa, en mitad de la nada, han encontrado una enorme pared inclinada de piedras talladas y ajustadas, de 80 por 80 metros, algo así como un lateral de una pirámide, con un desnivel del 60 por ciento . Se ha especulado con la misión que podría tener un entorno como este, incluso si tuviera relación con antiguos sacrificios incas.

UN GRAN HALLAZGO

El entorno es de una gran belleza, según relata a ABC Benoit Duverneuil, uno de los miembros destacados de este equipo que ha logrado documentar el hallazgo gracias a la ayuda de drones, desde el aire, y después de una difícil caminata entre los miles de torrentes que alimentan el nacimiento de la mayor selva del mundo.

“La forma de los sillares es problemática. Son enormes, algunos parecen sellados perfectamente, y otros erosionados. Es difícil determinar si todo el sitio ha sido construido por el hombre o en partes es natural. El sellado es impermeable, por lo que uno puede suponer que podría haberse enterrado algo debajo”.

La leyenda de Atahualpa arraigada en Ecuador, está conectada con esta zona de la selva, llamada Llanganates. Sin embargo, hasta ahora casi todos los exploradores en busca de la tumba del Inca siguieron el llamado “Derrotero de Valverde”, un texto que indicaba el camino seguido por las hordas de Atahualpa en su último viaje, supuestamente escrito por un español y descubierto por un botánico británico, Richard Spruce. Además la prestigiosa investigadora Tamara Estupinan afirma que la tumba podría estar en otra provincia ecuatoriana.

“Hay también fuentes históricas que hemos descubierto y que validan nuestra nueva teoría, porque relatan el paso del cuerpo momificado de Atahualpa por la zona de Riobamba [la ciudad más importante y cercana a Baños]”, según relata Duverneuil.

Sin embargo prefiere ser prudente porque “no podemos decir que el lugar tenga alguna de las típicas características de una construcción incaica”, asevera. Pero “las hipótesis están para ser verificadas y merece la pena que esta lo sea. La ciencia avanza así. De hecho, por eso no hemos tocado el sitio, hemos hecho una exploración no invasiva con el fin de contactar con el Instituto Nacional de Patrimonio Cultural de Ecuador y aportar nuestros datos a esta y a otras instituciones”. Ahora, según ellos, es necesario que geólogos y arqueólogos puedan estudiar la zona con todo detenimiento para desvelar su misterio.

En el inicio de esta investigación, nada más conocerse el hallazgo, las posibilidades son todavía muchas. La tumba de Atahualpa es solo una hipótesis plausible. Pero lo cierto es que el yacimiento está en peligro. “Hemos visto restos de una explosión en uno de los laterales del muro y hay ‘Huáqueros’ y expoliadores locales profesionales rondando la zona. Algunos aparecen en los medios de comunicación con restos antiguos, casi todos precolombinos, que dicen haber extraído de las proximidades de este yacimiento -afirma Duverneuil-. Es una carrera contrarreloj”.

Afortunadamente, la denuncia de este equipo de historiadores, exploradores y especialistas en tecnología ha hecho reaccionar a las autoridades quiteñas, que van a enviar una misión arqueológica en pocas semanas para un estudio completo que amplíe los datos recabados por ellos.

Los datos que pusieron en marcha al equipo parten de las informaciones sobre un sitio misterioso en el interior de la selva cercana a Baños que les hizo llegar un veterano guía de la zona, Oswaldo Garcés.

Su avisó les pilló construyendo un nuevo drone equipado con tecnología láser, con el que querían explorar zonas remotas y buscar restos (prestan servicios a arqueólogos de varios países) y pensaron que era perfecto para probar el nuevo equipo.

Duverneuil, emprendedor francés, trabaja codo con codo con un compatriota, el exmilitar Laurent Caravel, y con investigadores ecuatorianos como Manuel Barriga, y la familia formada por Germán, David y Danilo Molina, así como británicos (Bruce Fenton). Completan el equipo el especialista en arquitectura Julien Calligaris y el especialista de la expedición Diego Sghirla Herreria.

El viaje desde Baños fue difícil, atravesando tres montañas y la infinidad de ríos y torrenteras que alimentan la selva en la montaña, bajo lluvia casi permanente que, al final, dificultó también el trabajo de los drones. Parte de la estructura está cubierta por la maleza y hay una cascada en uno de sus lados. El difícil acceso de toda la zona hizo imposible una exploración completa de otras construcciones detectadas desde el aire. El equipo colaborará con la misión oficial ecuatoriana y para ello está diseñando otro drone que resista las condiciones de humedad cercana al 100 por ciento en la zona.