Opinión Bolivia

  • Diario Digital | viernes, 19 de abril de 2024
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Tres apuntes sobre La nación clandestina

La obra cumbre de Jorge Sanjinés cumple 30 años este 2019 y Cineclubcito alista un homenaje en cinco ciudades del país. Las sesiones están programadas para el 21 y 22 de mayo.
Tres apuntes sobre La nación clandestina


Hace treinta años se estrenaba en los cines La nación clandestina de Jorge Sanjinés, película considerada por la crítica como una de las mejores y más representativas de su trayectoria y del cine boliviano. La cinta, suscrita en lo que se conoce como el Nuevo Cine Latinoamericano, forma parte del proyecto que Sanjinés desarrolló junto al grupo independiente Ukamau. “Un cine que pertenezca a su pueblo, desde lo más profundo del alma”, en palabras del propio autor.

Esta búsqueda a la que Sanjinés dedicó su obra y su vida, resulta compleja y paradójica pues el alma del pueblo “se oculta de sí mismo”, como decía el poeta Jaime Saenz cuando escribía sobre el enigma de lo que significa la patria y ser boliviano, en su libro Felipe Delgado (1979). “Más bien lo que abunda en Bolivia es el boliviano, y por extraña paradoja, resulta sumamente difícil encontrarlo”. No soy la primera en acercarse a las palabras de Saenz para abordar el cine de Sanjinés, pero rescato esta relación pues considero que aporta gran claridad a la dificultad y, quizás angustia, ante la que nos enfrentamos en nuestros intentos de referirnos al pueblo boliviano.

Durante este mes, el Cineclubcito presentará, con el apoyo de la Fundación Grupo Ukamau, la sesión titulada “Ukamau 50/30”, dos funciones homenaje al aniversario de las películas más reconocidas de la trayectoria de Sanjinés, Yawar Mallku (1969) y La nación clandestina (1989).

Se trata de una oportunidad para ver el cine de Sanjinés desde esta época y desde las características del momento social y político que nos toca vivir. Hablar de La nación clandestina, en este caso, y del cine de Sanjinés, en general, resulta un ejercicio de memoria y reconocimiento del largo proceso que ha dado lugar a la existencia del Estado Plurinacional. Era desde esa clandestinidad, representada por el autor, que esta nueva Bolivia en la que vivimos hoy comenzaba a formularse. Debo apuntar, sin embargo, que la historia que nos ha contado Sanjinés debe ser comprendida solo como una pieza más de lo que es la historia de este proceso, pues su mirada ha estado puesta en gran medida en la historia de una parte del país, la de occidente.

Dicho esto, considero que el ejercicio de memoria al que nos llevan las películas del autor es absolutamente necesario y también prácticamente inexistente pues, hasta la fecha, no logramos establecer espacios formales para el reconocimiento de la memoria colectiva a través de las muy diversas manifestaciones artísticas y culturales. Por último, me interesan resaltar, en este ejercicio de reconocer y resignificar a La nación clandestina, tres temas claves de su narrativa que han sido revisados en el transcurso de los años: la identificación de la figura del migrante, la problematización de lo que significa ser mestizo y, en un ámbito más formal, el trabajo de des-subjetivación de la cámara hacia un punto de vista que permite el hallazgo del personaje principal de manera colectiva.

El hombre migrante, en este caso, el indígena que migró del campo a la ciudad, es caracterizado en la obra de Sanjinés por la soledad y el desenraizamiento, se trata de un sujeto desintegrado y avergonzado que buscará redimirse recuperando un rito del pasado remoto de su cultura. Es a través del rito que buscará pagar sus culpas y proyectar su fuerza hacia el futuro. Siguiendo ese mismo camino, Sanjinés plantea la problemática de la identidad del mestizo en un proceso de individualización y alienación que irremediablemente se encuentra intrincado a la historia de nuestro país. Finalmente, la búsqueda de una nueva base narrativa en La nación clandestina, es un intento de constatación del carácter colectivo de la cultura aymara y de la representación de la concepción andina de un mundo integrado. Un paso más hacia el proceso de transculturación narrativa en el que, el cine de Sanjinés y el grupo Ukamau, propuso una búsqueda transculturadora que, en palabras del escritor uruguayo Ángel Rama, se refiere a “una síntesis entre una estética moderna y la expresión de singularidad cultural local”.



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