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  • Diario Digital | viernes, 19 de abril de 2024
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8 futbolistas colombianos traídos con engaños se contagian COVID-19

Los jóvenes de entre 19 y 21 años fueron engatusados por un hombre que les prometió gestionar su ingreso a un club de la segunda división de fútbol boliviano. Estando acá quedaron librados a su propia suerte, lejos de su país. Ahora están internados en el Hospital del Sur.

Ocho de los nueve futbolistas colombianos.Yovanny Puentes
Ocho de los nueve futbolistas colombianos.Yovanny Puentes
8 futbolistas colombianos traídos con engaños se contagian COVID-19

Lo que parecía un sueño pronto se convirtió en una pesadilla. Nueve futbolistas colombianos dejaron atrás su tierra, familia y amigos para venir a Cochabamba, convencidos por un hombre que les prometió para formar parte de un club de fútbol de segunda división. La promesa no se cumplió, fueron abandonados y, para desgracia suya, se contagiaron con COVID-19. Ahora, están internados en el Hospital del Sur y sus padres, en Colombia, desesperados.

“No saben el dolor que se siente tener a nuestros hijos a miles de kilómetros de distancia y no poder hacer nada”, dice Yovanny Puentes, papá de Camilo, quien tiene 20 años y juega fútbol desde los 7.

La historia de estos ocho jóvenes futbolistas colombianos, cuyas edades oscilan entre los 19 y 21 años, comenzó en febrero cuando E.H.O. les ofrece la posibilidad viajar a Cochabamba para jugar fútbol profesional. Con el deseo de cumplir sus metas, aceptaron las condiciones y se embarcaron en la travesía.

A principios de marzo, el supuesto representante alquiló una segunda planta de una casa, ubicada detrás del campo ferial. Solo compró ocho payasas (colchones de paja) y ropa de cama. El mobiliario adicional, una mesa de formica con cuatro sillas, fue prestado por la dueña de casa.

Una vez acá, su inclusión al club no se concretó debido a, como explica en un video el hermano de Santiago Ávila, uno de los nueve jóvenes engatusados: “los contratos no eran coherentes, no garantizaban un sueldo, seguridad social ni porcentajes de traspasos”.

Como consecuencia de las desavenencias, E.H.O. desapareció y los dejó prácticamente abandonados. Solos, sin recursos económicos y con la cuarentena en puertas, los nueve muchachos comenzarían la peor experiencia de su vida.

La dueña de la casa se compadeció de la situación de los muchachos que estaban pasando hambre y acudió al padre David Cardozo —de 48 años—, párroco del templo Nuestra Señora de Salette, para pedirle ayuda.

Desde el momento que se enteró del caso, el sacerdote asumió la situación como una misión y no los desamparó ni un día. Tal es así que habla con los jóvenes internados tres veces al día para darles ánimo y con los padres para informarles cómo está cada uno de sus hijos. Incluso, figura como responsable de los ocho ante la administración del Hospital del Sur.

“Cuando supimos que estaban en la casa pasando hambre, nos organizamos con los vecinos de la parroquia para prepararles comida. Cada día les llevaba las cosas en mi bicicleta”, recuerda el padre David, quien hace dos días salió del aislamiento voluntario, después de recibir la noticia de que su prueba para COVID-19 salió negativa.

La anterior semana, cuando acudió a la casa, la propietaria le comentó que su esposo estaba internado por tener COVID-19. Al ser considerados contactos indirectos, una brigada para contención del Servicio Departamental de Salud (SEDES) tomó muestras a los nueve colombianos. Este lunes, el padre David recibió una llamada que le comunicó que ocho de los nueve dieron positivo al virus y debían ser internados para recibir tratamiento.

“La noticia los dejó devastados. El miedo a morir lejos de sus familias se apoderó de ellos. Incluso, dos se encerraron en su cuarto. Estaban desolados”, explica. Después de hablar con ellos y explicarles la situación, los jóvenes fueron trasladados por el SEDES, en dos viajes, desde la media noche hasta las cuatro de la mañana de este miércoles, al Hospital del Sur.

Allí permanecerán hasta que se curen de la enfermedad. Por ahora se encuentran estables. Al principio, la administración del nosocomio le indicó al sacerdote, que la internación tendría un costo diario de 110 bolivianos por cada uno de los jóvenes. Esto generó angustia y preocupación en él y en los padres, puesto que no tienen dinero suficiente.

Sobre este tema, la directora de centros de salud de primer nivel de la Alcaldía de Cercado, Giovana Colodro, aclaró que si bien el cobro era correcto al no ser beneficiarios del Sistema Único de Salud por ser extranjeros, el Gobierno Autónomo Municipal ha tomado la decisión de no realizar ningún cobro, por las características de la emergencia sanitaria y las condiciones económicas en que se encuentran los ocho muchachos.

Los padres de Camilo Puentes, al enterarse, rompieron en llanto y expresaron que, ahora, piden ayuda al gobierno colombiano y gente solidaria para que sea posible la repatriación de los nueve futbolistas que llegaron a Cochabamba en busca de cumplir sus sueños.