El destino de cientos de mujeres extranjeras que ejercen el trabajo sexual en Bolivia suele ser Chile o Perú; sin embargo, los conflictos sociales de 2019 y los efectos económicos de la pandemia del COVID-19 no les permiten ahorrar para marcharse, alargan su estadía en el país, las priva del acceso a la salud y las expone a la violencia e inseguridad.
En Bolivia existen 98 establecimientos que albergan a más de 18 mil detenidos. Los centros penitenciarios presentan una sobrepoblación del 269 por ciento, una de las cifras más altas de la región.
“El clima es tremendamente agresivo para la salud, prácticamente todo el tiempo hay chubascos, de la alta montaña baja un viento frío, el sol está enfermo, la radiación es altísima, el sol quema pero no calienta y todos los presos que tienen piel blanca están con cáncer de piel porque la radiación es tremendamente grande”, Tomás Molina, exdirector nacional de Régimen Penitenciario.
El bebé Alex, de tres meses, estuvo en manos de sus raptores durante 35 horas, antes de ser, aparentemente, abandonado en una calle de la ciudad de La Paz, en la zona de Miraflores.
La estadía de Wilfredo y Gregoria en La Paz es cada vez más complicada por su situación económica. La pareja no desea volver a su pueblo Bolívar, si no es con su hija Daylin.
Según el Observatorio de Seguridad Ciudadana, entre enero y marzo de 2022 se reportó 296 casos de niños y adolescentes desaparecidos en Bolivia. Solo faltan cuatro casos más para que sean el mismo número de los registrados durante todo el 2021.
Uno de los casos más atemorizantes registrados en Cochabama, fue el hallazgo del cuerpo del chileno Eduardo castro en febrero de 2022, enterrado al interior de un domicilio del municipio de Sacaba.