El Gral. Óscar Escóbar Quiroga, está ya en otra dimensión como parte de una lógica evolución en el camino de sus realizaciones humanas cuidadosas, profundas y generosas. 

Hoy en el aniversario de su pueblo, queremos decirle que lo queríamos y respetábamos y que pese a su partida prematura seguiremos queriéndolo y respetándolo mucho más, allá donde él ya se encuentra como una persona ejemplar y trascendente.

Lo queremos porque fue generoso, solidario, amigo verdadero. En cada momento de su vida siempre estuvo dispuesto a sacrificar una parte importante de sus ideas, de sus actos y de lo que tenía en perspectiva del bienestar colectivo, aun en las circustancias, aparentemente más individuales, pensaba en Totora, en Cochabamba y en Bolivia.

Los que hemos tenido una amistad un poco más estrecha con él, sabemos cuán gentil era en cada instante de nuestras relaciones humanas. Lo respetamos en la lógica de la admiración porque fue y seguirá siendo uno de los militares más disciplinados, estudiosos y comprometidos con la patria. Como militar, lo que sabemos de él, y estamos convencidos, tuvo una conducta disciplinada, un concepto cabal e inquebrantable del honor y la dignidad, una vida total y definitivamente consagrada a la patria.

Por estos y otros méritos, los totoreños sienten profundamente la ausencia de su General, de su Cóndor, de su “Lorito”.

Fue un impulsor del desarrollo de su ciudad natal luego de dejar la carrera de las armas, en el proceso de reconstrucción del Templo de San Salvador, fue autor de la recuperación de costumbres tradicionales como la adoración del Niño en Navidad, la restauración de la Casa de Cultura entre otros.

Hoy su retrato será colocado en la galería de totoreños notables, se lo merece.