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  • Diario Digital | jueves, 28 de marzo de 2024
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LECTURAS SÚTILES

Deseo sexual y menopausia

Deseo sexual y menopausia
La libido fue postulada inicialmente por Sigmund Freud como una energía cuantitativa que se manifiesta dialécticamente, permitiendo medir el aspecto psíquico de los procesos y transfoma- ciones de las pulsiones sexuales en términos de deseo y de aspiraciones amorosas. Una pulsión tiene su fuente en una excitación corporal (tensión); que inclina al organismo hacia un fin que es el de suprimir esa tensión.
Una insuficiencia en la elaboración       de esta energía psíquica podía provocar que la tensión en el cuerpo físico no sea bien canalizada provocando una escisión entre lo somático y lo  psíquico dando lugar a la neurosis         de angustia. Cuando el amor y el deseo van juntos, decía Freud,  el sujeto amado es también el objeto de nuestro deseo, cuando son antagónicos, pueden perturbar la vida amorosa y crear malestares

Actualmente, el término libido es concebido y utilizado comúnmente como equivalente al deseo sexual, a esa energía psíquica, esa fuerza intensa que impulsa a una persona a buscar      o iniciar un relacionamiento íntimo con el objetivo de encontrar satisfacción y placer sexual; generando en esa búsqueda de cumplimiento de deseo una experiencia subjetiva íntima e individual, donde convergen e interactúan, aspectos biológicos, emocionales y psicológicos.  
La mujer, a lo largo de su ciclo vital,       experimenta una serie de transfor-maciones relacionados con la edad, desde la aparición de la primera menstruación, adolescencia, embarazo, adultez, hasta la desaparición de la     regla o sea el final de la vida reproductiva (menopausia), que sucede entre los 45 y 59 años de edad donde las hormonas juegan un rol fundamental. Este proceso natural de envejecimiento se asocia a cambios fisiológicos y emocionales importantes por la disminución en los niveles de estrógenos tales como bochornos, sequedad        vaginal, aparición de enfermedades como diabetes, hipertensión, alteraciones del estado de ánimo, que pueden convertirse en factores determinan-tes en la declinación del deseo sexual.  En esta etapa la pareja también se ve afectada por deficiencia androgénica que puede provocar disfunción eréctil, fatiga, interfiriendo en su desenvolvimiento sexual.
Una buena relación afectiva, cercanía emocional y la conexión positiva con la pareja son aspectos fundamentales que pueden alimentar y estimular la  libido. Contrariamente, un entorno  negativo o una mala experiencia  podrían inhibir y afectar el deseo sexual.  La calidad de las experiencias vividas y sentidas en el momento de una relación influirán en el deseo de repetir las emociones y sentimientos de ese encuentro íntimo. Freud sostenía que en el amor tierno se trata de mantener una relación duradera, por lo que el valor afectivo del objeto es sostenido.
El deseo sexual se convierte en una  de las motivaciones más importantes de la existencia

Es necesario comprender y entender la vivencia de ser mujer desde el punto de vista sexual;  a partir de ahí,
es esencial hacer una separación
del cuerpo femenino en relación a la reproducción y el cuerpo femenino como lugar de deseo.
La oscilación del deseo sexual es una respuesta psíquica frente a la percepción inconsciente de este proceso
de envejecimiento, de pérdidas, de duelos inconscientes y de transformaciones del propio cuerpo.
El deseo se modifica con el tiempo; en un inicio es muy intenso y después se convierte en algo maduro y pasional.

NOTA: 

Para cualquier consulta o comentario contactarse con la responsable de esta columna, Claudia Méndez  Del Carpio (psicóloga), al correo electrónico [email protected] o al celular/ whatsApp  62620609. Visítanos en Facebook como:  LECTURAS SUTILES.