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  • Diario Digital | jueves, 25 de abril de 2024
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UTILIZAN CENIZAS DE CÁSCARA DE ARROZ

Jóvenes de Univalle fabrican ladrillos ecológicos y de ahorro

Realizan una mezcla de suelo cemento y materia orgánica para crear los bloques que tienen forma similar a los “legos” y así poder engranar las piezas al construir.

Jóvenes de Univalle fabrican ladrillos ecológicos y de ahorro

Un grupo de estudiantes de la carrera de Ingeniería Civil de la Universidad Privada del Valle (Univalle) emprendió un proyecto para diseñar y fabricar ladrillos ahorradores y ecoamigables.

Los bloques están hechos de suelo cemento, que consiste en la mezcla de un tipo especial de tierra granulada con otros aditivos.

Este material no necesita cocción para ser conformado como un bloque en sí. Solo se requiere añadir agua para su fraguado y posterior secado.

El fraguado es un proceso por el cual atraviesan todas las cerámicas para su secado.

En esta ocasión, los estudiantes decidieron hacer una mezcla de suelo cemento con un porcentaje de cenizas de cáscara de arroz.

Ambos elementos se complementan ya que esta materia orgánica tiene entre sus componentes dióxido de silicio, al igual que el cemento.

Los bloques no necesitan ser sometidos a un proceso de cocción para su respectivo secado. Simplemente son sometidos al fraguado y, así, en un promedio de entre 14 y 18 días están listos para utilizarse.

La obtención de las cenizas de cáscara de arroz se da con la idea de aprovechar un material orgánico, producido por una gran industria alimenticia, que es desechado.

Para las cenizas “hemos utilizado un horno industrial de Incerpaz, donde no solamente producimos las mismas, sino que ellos nos han dado un espacio junto con los ladrillos y cerámica que ellos elaboran”, explica María Laura Herrera, estudiante de Univalle que participa en el proyecto.

El diseño de los bloques por el cual optaron estos jóvenes es similar a los de las piezas “lego”. Es decir, tienen partes modeladas para engranar unas con otras.

“De esta manera, en el momento de utlizar estas piezas para la construcción, se empleará una cantidad mínima de cemento para unir las piezas. A diferencia de los ladrillos artesanales convencionales, que necesitan una gran cantidad de mezcla para juntarse entre sí”, explica Joaquin Aquino, docente de la carrera de Ingeniería Civil de Univalle.

Las pruebas por las cuales deben pasar cada uno de los ladrillos para su validación son de presión, absorción y durabilidad. 

Una vez cumplidas a cabalidad estas tres condiciones, podrán realizarse otras mejoras e incluso pensar en un mercado para este material alternativo de construcción.

El moldeado de los bloques se realiza en una prensa especial diseñada para este tipo de fabricación, que fue adquirida por la Univalle y traída desde la ciudad de La Paz.

Los nueve estudiantes que formaron parte de este proyecto tecnológico, entre coordinadores y colaboradores, se muestran ansiosos por los avances que pueda tener el mismo en el transcurso de las próximas semanas.

El grupo postuló este proyecto en el Congreso Internacional de Patología y Recuperación de Estructuras en Salta, Argentina.

Los estudiantes no pudieron asistir al mismo debido a los inconvenientes coyunturales del país.

Sin embargo, se espera que una vez que todos los detalles del proyecto de ladrillos ecoamigables estén totalmente afinados puedan volver a postularse el siguiente año.

La primera fase del proyecto se basó en la fabricación de los ladrillos, pero sin la incorporación de ningún tipo de material orgánico para su fabricación.

Los mismos eran hechos con suelo cemento y cierto porcentaje de cemento.

De igual forma, el proceso de secado se realizaba        a través del fraguado sin la utilización de hornos a leña o industriales.

En esta oportunidad, los estudiantes quisieron probar la incorporación de materiales orgánicos residuales. Esperan poder intentar con otro tipo de materiales en un futuro.

“El apoyo de nuestros padres y de la Univalle ha sido incondicional. Este proyecto realmente es un gran paso en nuestras carreras profesionales”, afirma María Laura Herrera.

Ingenieros civiles buscan alternativas verdes

Muchas son las industrias cochabambinas que contribuyen a la generación de la mala calidad del aire para los ciudadanos.

“La contaminación de Cochabamba, en un 12%, proviene de las ladrilleras artesanales. Nuestra idea, en un principio, ha sido disminuir esta contaminación, utilizando una nueva alternativa”, explica María Laura Herrera, estudiante de Ingeniería Civil de la Univalle.

Este proyecto optó por la fabricación de este tipo de ladrillos porque el suelo cemento es un material abundante que sirve para formar estos bloques. El uso de cemento convencional se reduce, y por lo tanto la contaminación que genera la fabricación del mismo.

El secado mediante fraguado, permite que se deje de utilizar hornos a leña e incluso la utilización de equipos industriales a gas es mínimo, empleados solamente para la generación de la ceniza de cáscara de arroz.

La forma de “lego” de los bloques, permite que al engranar de forma más precisa y segura, se reduzca el uso de cemento para compactar unas piezas con otras en las diferentes construcciones. Hasta el momento, los jóvenes no han tenido acercamiento alguno con el rubro empresarial.

Sin embargo, María Laura Herrera anunció que próximamente los estudiantes del proyecto construirán una garita en proximidades de la Recoleta, para que los cochabambinos puedan tener un acercamiento con la calidad que ofrecen estos materiales alternativos de construcción.

El grupo de estudiantes está conformado por Nataly Zapata Ampuero, William Murillo Borda, María Laura Herrera Rosas, Alex Veliz Hanco, Adrián Patiño Sevilla, Giovana Cachaca Tapia, Cristian Durán,  Fernando Escobedo y Juan Bautista. Fueron apoyados por el docente, Joaquín Aquino, así como el director de carrera, Sergio Rodríguez.