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  • Diario Digital | miércoles, 24 de abril de 2024
  • Actualizado 19:46

LOS SISTEMAS TRANSMITEN UBICACIÓN, SONIDO Y VIDEO

Crean drones para monitorear incendios en reservas naturales

Mirko Montesinos y Brian Santiváñez diseñaron un equipo que sirve de herramienta para los grupos de rescate y guardaparques que padecen mientras combaten las quemas.
Crean drones para monitorear incendios en reservas naturales

Mirko Montecinos y Brian Santiváñez, conmovidos y preocupados por el daño ambiental ocasionado por los incendios en los bosques y reservas naturales, diseñaron un proyecto de monitoreo de quemas mediante el uso de drones y transmisión de datos.

Lo primero que hicieron estos jóvenes de 25 años, al empezar sus estudios en la Universidad Mayor de San Simón (UMSS) fue apuntar sus nombres en la lista de las sociedades científicas de sus carreras, ingeniería electrónica y electromecánica.

Una vez que conocieron a Francisco Triveño, entonces docente de la Facultad de Tecnología, el mismo los inspiró y colaboró, hasta hoy, con el emprendimiento de este proyecto, orientado a paliar una de las problemáticas mayores a nivel nacional actualmente, los incendios forestales.

2 Miembros del equipo

De los muchos que iniciaron con este emprendimiento, solo quedaron dos personas, Mirko Montesinos y Brian Santiváñez. Con mucha perseverancia, hoy, ambos jóvenes se dedican a trabajar en el area que les apasiona para una empresa cruceña.

Tras cinco años de investigación y trabajo duro, el proyecto  es hoy, mas bien, un producto listo para cualquier institución que quiera trabajar con él.

El monitoreo a los incendios se realiza mediante la exploración hecha por dos tipos de drones.

El primero es de ala fija. Este realiza un vuelo rápido y a una sola velocidad, para informar inmediatamente la ubicación de la zona donde se registran los daños.

El mismo vuela a menos de 10 metros por segundo e indica todo el panorama registrado de forma rápida y general. Dura aproximadamente una hora y media en vuelo.

El segundo dron es de ala rotativa. El mismo realiza una revisión más minuciosa del área y entrega informes detallados.

Este vuela aproximadamente 45 minutos en vuelo. Además, marca los puntos más críticos en el terreno registrado.

La función principal del proyecto es que determine la gravedad, magnitud, ubicación y otras características de las áreas críticas cuando se produce un incendio.

De esta manera, los guardaparques que trabajan en las distintas reservas nacionales y  los voluntarios que acuden a apagar los incendios podrán saber de forma inemediata dónde acudir con precisión, evitando así el trabajo de tener que buscar a pie y en terrenos accidentados los objetivos, lo cual genera una pérdida de tiempo que muchas veces solo ocasiona que los incendios crezcan y que estas personas pierdan la vida.

“Esto beneficiaría a los equipos de rescate, para que se movilicen de forma puntual, y sepan dónde ir y no ir”, explica Montesinos.

El software que controla el sistema de recepción y registro de datos fue diseñado en su totalidad por este equipo. Ninguna parte del diseño fue comprada.

Las únicas piezas por las que se paga son las que conforman los drones, ya que las posibilidades económicas del equipo no les permiten hacer por mano propia estas piezas.

Las baterías con las que cuenta el equipo permiten que permanezca en vuelo por 30 minutos. Este período podría extenderse, pero el precio de estas es muy elevado, explica.

“Al principio éramos bastantes y todos se mostraban muy animados, pero la verdad es que una vez diseñado el proyecto te esperan muchos meses de programación, fue entonces cuando los demás nos dejaron”, cuenta.

Hoy, en las constantes mejoras del proyecto, solo quedan Mirko y Brayan, y se reunen con su exprofesor Francisco Triveño en sus casas y encontrando algún tiempo libre.

Montesinos dice que el proyecto nunca dejará de ser perfectible, pues ya piensa en un par de mejoras para el mismo.

“La precisión de despegue y aterrizaje actual no es muy buena. Eso se debe a que estos equipos deben calibrarse por sí solos y es algo en lo que estamos trabajando”, indica.

También cuenta que su compañero, Brian, actualmente trabaja en afinar la transmisión de video y audio, para que “sea menos ruidoso”.

A pesar del gran beneficio que ofrece este equipo para la sociedad, Montesinos dice que la primera vez que lo ofrecieron a una entidad estatal, el mismo fue rechazado incluso después de que fue aceptado de forma verbal. Para entonces el proyecto funcionaba solo con un dron.

La segunda oportunidad que presentaron el proyecto a la misma institución, esta vez con dos drones, la respuesta que obtuvieron fue que aguardaran seis meses para saber la respuesta.

“Nosotros ofrecemos el producto final, las pruebas ya fueron hechas. No es necesario que nosotros seamos los operadores del mismo, ya que tenemos un manual para entregarles y que ellos lo puedan manejar”, explica.

Hasta ahora, ninguna institución mostró verdadero interés en este equipo de monitoreo.

Añade que para el mantenimiento de los drones y la mejora del diseño del software sus servicios también se encuentran disponibles.

Empresas de tecnología invierten en “sueños”

“Cuando estaba estudiando dejé pobres a mis papás, mi padre me decía que estaba invirtiendo todo lo que tenía en ‘la u’, pero ahora soy profesional y feliz”,  cuenta Mirko Montesinos.

El camino que emprendieron junto a su compañero Brayan Santiváñez, con quien realizaron el proyecto de drones para monitorear incendios, fue difícil.

La universidad no era suficiente, por lo cual siempre tenían que buscar capacitaciones y cursos extra, y comprar mejores materiales para hacer los mejores proyectos.

A pesar de que sus familiares les aconsejaban tomar el “camino seguro” y buscar trabajo en alguna institución pública, insistieron y perseveraron.

Hoy, ambos trabajan para una empresa joven, igual que ellos, Terranova Fly Ciencia, en la ciudad de Santa Cruz.

Esta empresa tomó contacto con este par de jóvenes al anoticiarse acerca del emprendimiento del proyecto de drones, con el cual llevan ya varios años.

En 2019, ambos recibieron sus títulos profesionales de la Facultad de Ciencias y Tecnología de la Universidad Mayor de San Simón (UMSS), armaron sus maletas y emprendieron el camino hacia la capital cruceña.

“La empresa es la que invierte en los equipos y armamos el proyecto. A vece es costoso para ellos también porque recién empiezan, pero confían en nuestro trabajo”, afirma.

Montesinos asegura sentirse realizado y muy contento de tener la suerte de dedicarse a algo que disfruta hacer, tecnología.

Sin duda, pasar muchísimas horas programando código fuerte es agotador, pero gratificante cuando los drones alzan vuelo, transmiten los datos,  y cuando el software los registra y archiva.

Sus padres, quienes sufrieron la ausencia de sus hijos a causa de la largas horas de estudio, hoy se muestran orgullosos por los frutos que rindieron sus carreras universitarias y por lo que les espera.