El sistema inmunitario nos protege de enfermedades e infecciones. Sin embargo, a veces puede atacar las células sanas del organismo. Hablamos de las denominadas enfermedades autoinmunes, en las que el propio sistema inmunitario es el que actúa como agresor.

El intestino permite la absorción de nutrientes y bloquea la de elementos dañinos. No obstante, cuando esta permeabilidad se ve alterada, el sistema inmunitario puede alborotarse, también. En ese caso, podría dar lugar a inflamaciones y enfermedades de este tipo.

Estas dolencias pueden ser crónicas y aparecer con síntomas más o menos agudos durante periodos de tiempo. No siguen un patrón determinado.

Lo mismo ocurre con los síntomas, que son variados, desde fiebre o jaqueca a fatiga y cansancio, pero sí existe uno típico y característico: la inflamación.

Algunas de las más conocidas son la enfermedad celíaca, artritis reumatoide, esclerosis múltiple, hepatisis autoinmune y la tiroiditis de Hashimoto.

En el caso de la celiaquía, por ejemplo, el paciente puede confudir los síntomas con cierta intolerancia a determinados alimentos. Sin embargo, se trata de una intolerancia. La celiaquía es una dolencia crónica.

El protocolo autoinmune es un conjunto de pautas alimentarias. Debido a que consiste en una rutina saludable, es apta para todos. De hecho, comparte principios de la paleodieta, aunque con variaciones. Por eso, desaconseja alimentos como los cereales, legumbres, productos lácteos y azúcares añadidos. También elimina otros que pueden inflamar el aparato digestivo. Estos alimentos potencialmente irritantes son los huevos, frutos secos, endulzantes artificiales, bebidas alcohólicas, algunas especias, café y cacao.

Sin embargo, estos alimentos solo se eliminan al principio. A medida que avanzamos con el protocolo, mejorará el síndrome de permeabilidad intestinal. Así, poco a poco se volverán a incluir. Además, de esta forma podremos observar las reacciones que provoca cada uno.

Los alimentos recomendados son aquellos ricos en hidratos de carbono, como la papa, la yuca y el camote. Son fáciles de digerir y muy versátiles, pues podemos añadirlos en sopas, crema y ensaladas. Se recomiendan también los productos ricos en grasas saludables. En especial, las Omega 3 y Omega 6 son esenciales para la salud. Actúan como potentes antiinflamatorios. Entre estos es posible citar la palta, el pescado azul, las semillas y los aceites vegetales, Con relación a estos últimos debemos insistir en que tienen que añadirse en crudo. Los fritos no son saludables y no se contemplan en el protocolo autoinmune.

• TE VERDE Y CANELA Más allá de los alimentos que coadyuvan al organismo, también es elemental conocer que existen ingredientes que también contienen bondades. Estos son: - El azafrán. Se trata de un inmunomodulador utilizado para mejorar algunos cuadros. - Por la presencia del benzoato de sodio, la canela es efectiva en personas que padecen esclerosis múltiple. - El té verde, entre sus varias cualidades, ayuda a regular la función inmune.

• MALOS HÁBITOS Algunas prácticas pueden contribuir al desarrollo de la enfermedad, de acuerdo con la nutrióloga chilena Elisa Morales. Aquí, algunos hábitos dañinos: - Cigarro. - Falta de actividad física (es esencial en el funcionamiento del sistema inmunitario). - La alimentación inadecuada puede contribuir a la permeabilidad intestinal. - El estrés afecta el aspecto fisiológico. Puede desencadenar problemas.

• PRODUCTOS PROCESADOS ESTÁN PROHIBIDOS Cuando la persona padece alguna dolencia autoinmune se vuelve indispensable “escapar” frente a posibles tentaciones. De entrada, los alimentos procesados con alto contenido calórico y poco valor nutricional son desechables. Aumentan los niveles de inflamación. Así las cosas, algunos productos prohibidos son: - Snacks y todo aquello que contenga grasas transgénicas. - Embutidos y fiambres tales como el salchichón y chorizos. - El atún y el salmón también forman parte de los productos no permitidos. Esto, debido a sus metales pesados. Siempre es más aconsejable consumir pescados salvajes. - Las comidas fritas suelen contribuir a irritar el aparato digestivo. Por ello es óptimo incluir aceites crudos. - Es necesario huir de conservantes y colorantes.