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  • Diario Digital | jueves, 28 de marzo de 2024
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Hamburguesa de grillo, una apuesta pionera en Bélgica

En los países europeos falta la legislación que autorice su producción y consumo. Las cucarachas, hormigas, arañas, escarabajos y otros forman parte de la dieta habitual de 112 países.
Hamburguesa de grillo, una apuesta pionera en Bélgica


Un año después de que la Unión Europea diera un paso más en la aceptación de los insectos como alimento, el consumidor occidental aún no ha atravesado la barrera psicológica para hacerles un hueco en su plato, una apuesta pionera en Bélgica, primer país europeo en explorar su potencial alimentario.

En 2013, Bélgica se abrió paso en el mercado al autorizar una lista de 10 insectos para consumo humano, cinco años antes de que la UE diera luz verde a una nueva política para agilizar las autorizaciones de nuevos alimentos, aún a prueba de paladares europeos.

Una de las impulsoras de esta iniciativa es Maïté Mercier, creadora de "Little Food", la primera granja urbana en Bruselas de cría y producción de grillos, que se encarga también de su transformación para convertirlos en aperitivos, galletas saladas o salsas para untar.

"La idea era encontrar una proteína ´verde´ para los consumidores sensibilizados con el medio ambiente y los aspectos nutricionales de la alimentación, y proponer una alternativa a la carne que aporte diversificación a sus platos", explica la bioingeniera.

En el futuro, afirma, espera lanzar una hamburguesa de grillos, que ya ha producido a pequeña escala aunque admite que es "demasiado pronto", porque hace falta una mayor sensibilización que amplíe el nicho de mercado y el potencial de esta pequeña empresa, aún financiada con fondos propios y con una facturación aproximada de 200.000 euros anuales.

Consciente de que en Europa muchos consumidores no están dispuestos a comer el insecto entero -se comercializa tostado o aderezado con especias- esta fábrica se ha lanzado ahora a producir una harina que puede servir de ingrediente para pan, galletas, pasteles, o como condimento para ensaladas y batidos.

Ya en 2013, la Organización de Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO) recordaba que los insectos forman parte de la dieta de al menos 2.000 millones de personas, así como su potencial como alimento y pienso en un contexto de preocupación por el incremento de alimentos necesario para abastecer a la población en el futuro.

La moda de comer insectos

Gusanos con ajo y finas hierbas o snacks de grillos con cebolla ahumada y salsa barbacoa forman parte de una tendencia de alimentos para consumo humano que crece en Europa y se acerca a la Argentina, donde ya se ofrecen comidas de ese tipo que aún esperan la aprobación en el Código Alimentario.

"Un kilo de harina de grillo no tiene nada que envidiar en composición proteica y vitamínica a su contraparte en carne vacuna, porcina o aviar", describió Daniel Caporaletti, biólogo y director del bioterio (ambiente de cría) de insectos Grillos Capos, ante una consulta de Télam.

La tendencia crece en Europa, donde los insectos están aprobados como alimentos por la Unión Europea (UE) desde 2018. En Argentina el tema alcanzó visibilidad en 2014, cuando Eugenia Alonso y Juan Turati, estudiantes de la universidad privada UADE, desarrollaron su proyecto de tesis sobre la harina de grillo. Un año antes de la iniciativa de los estudiantes, la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO) había señalado que los insectos forman parte de la dieta de al menos 2.000 millones de personas.

En México y algunos países vecinos, es popular el consumo de hormigas, grillos y langostas, dentro de un menú que abarca a unas 19 variedades de insectos aptos para el consumo humano. "Fue un modelo de experimentación que estuvo basado en el potencial proteico de los grillos", señaló Federico Prada, director de las licenciaturas en Biotecnología y Bioinformática de UADE, a Télam.

La FAO lista más de 1.600 especies de insectos comestibles, entre ellos grillos, saltamontes, gusanos de seda y cucarachas de agua.

Los defensores de esta tendencia consideran que se trata de un "súper alimento" por su alto contenido en proteínas, vitaminas y minerales.