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  • Diario Digital | jueves, 28 de marzo de 2024
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Rutinas diarias para tratar la hernia discal

Seguir una dieta libre de conservantes, la caminata y los ejercicios leves ayudan a contrarrestar los efectos de la dolencia. La quiropraxis también es efectiva. 
Rutinas diarias para tratar la hernia discal

La hernia discal es un problema de salud muy frecuente en la actualidad. Tanto es así que, según las estimaciones médicas, 1 de cada 100 personas adultas en el mundo padece esta condición. Asimismo, se cree que al menos el 50% de los individuos sufren o sufrirán algún problema en su espalda a lo largo de su vida.

Se sabe que la hernia discal es más común a nivel cervical o lumbar. Es decir, en el cuello o la parte baja de la espalda. Esto se debe a que estas son las zonas con mayor movilidad en la columna vertebral. Sin embargo, una hernia puede salir en cualquier segmento.

No todos los dolores y las molestias persistentes corresponden a una hernia discal y tampoco todas producen dolor. Se cree que alrededor del 30% de la población podría tener una de ellas sin que ello implique que se manifiesten síntomas.

La columna vertebral está formada por varios huesos que se llaman vértebras. Los adultos tienen 26 en total. Cada una se divide de la siguiente y de la anterior mediante unas estructuras denominadas discos intervertebrales. Únicamente no existen discos en la zona del sacro y del cóccix. Los discos están compuestos por un tejido pulposo. Su función principal es la de amortiguar el impacto entre las vértebras durante el movimiento. Estos tienen un alto contenido de agua, el cual comienza a disminuir con el paso de los años.

Estos discos cuentan con un anillo fibroso que los rodea. Cuando ellos pierden resistencia, por efecto de la edad o de algún traumatismo, el anillo fibroso puede romperse. Es ahí cuando se forma la hernia discal, que suele ser dolorosa e incluso, en el peor de los casos, incapacitante.

Muchas veces se corrige a través de cirugía, pero también se puede tratar acudiendo a soluciones alternativas.

NUTRICIÓN, COMO MEDIO PARA TRATARLA  Una de las medidas tanto para prevenir como para atenuar los males de la hernia discal es la de seguir una dieta adecuada. Es muy importante tomar suficiente cantidad de agua diariamente.

Lo recomendable es que un adulto consuma al menos dos litros por jornada. Esto protege los discos intervertebrales y reduce la inflamación si ya el problema está instalado en el organismo.

La dieta por sí sola no corrige la dolencia. Sin embargo, sí contribuye decisivamente en el tratamiento. Combinada con otras acciones, la rutina alimentaria suele dar buenos resultados. Lo recomendable es tener una dieta basada en frutas, vegetales, cereales integrales y todo tipo de alimentos antioxidantes.

Por otro lado, se deben evitar los elementos acidificantes o que causen inflamación. Algunos de estos son las carnes rojas, el azúcar, todos los productos que contengan conservantes o colorantes, los que presenten gluten y la llamada “comida chatarra”, entre otros.

FISIOTERAPIA Y QUIROPRÁCTICA La fisioterapia es uno de los recursos más utilizados para tratar las afecciones discales. Por lo general, el profesional indica una rutina de ejercicios que se debe seguir escrupulosamente. También es frecuente que se empleen medidas como aplicación de frío, calor, o ambos, en la zona.  La quiropraxis también es un buen aliado. Quien lleve a cabo este tipo de intervención tiene que ser alguien capacitado y experimentado. Una mala quiropráctica no solo puede ser ineficaz, sino en peligrosa. 

  • TOMILLO

    Existen plantas medicinales que pueden beberse en infusiones y que son favorables para el tratamiento, pues tienden a reducir la inflamación.

    Una de las más eficaces es la de tomillo, orégano y cola de caballo. Debe agregarse medio litro de agua en un recipiente, verter una cucharadita de cada una de las hierbas y dejar hervir por cinco minutos. Reposar por 10 minutos y colar. Se deben tomar tres tazas al día antes de cada comida.

  • PREVENCIÓN

    Aquí, algunos tips para prevenir la dolencia:

    -Practicar ejercicio. Caminar rápido o correr suavemente puede ayudar a que los discos se regeneren.

    -Ejercitar los músculos de la espalda para mantener el tono y disminuir  la presión sobre la columna.

    -No excederse en el peso corporal.

    -No cargar grandes cantidades de peso y cuidar los movimientos.

  • FACTORES DE RIESGO

    Además de la edad hay elementos que atentan contra el cuadro:

    -Cargar objetos muy pesados: disponer de la fuerza de la espalda y no la de las piernas.

    -Llevar a cabo ejercicios intensos que supongan un impacto repetido sobre la columna.

    -Permanecer sentados en determinadas posiciones inadecuadas durante largos periodos puede producir presión.

    -El sedentarismo atenta contra el tono muscular.