Arritmia: cuando el corazón va perdiendo su ritmo normal
Las palpitaciones, los latidos que “se saltan”, un aleteo en el pecho o su opuesto, las pausas irregulares entre un latido y otro, todos esos son síntomas de una arritmia, una irregularidad en el ritmo del corazón. Normalmente, el corazón late entre 60 y 100 veces por minuto y esto es lo que se considera como el ritmo cardíaco normal.
Cuando el ritmo se acelera en reacción a un estímulo como el estrés (el ejercicio es un ejemplo) se llama taquicardia; cuando se hace más lento o se desacelera, como durante el sueño, se llama bradicardia. Cuando late de manera irregular, como ya dijimos, es que recibe el nombre de arritmia, que puede ser inofensiva o grave, ya que si causa disminución en la circulación de la sangre puede causar daños en el cerebro, en el corazón y en otros órganos vitales.
Algunos factores de riesgo para la existencia de arritmia cardíaca son la edad, especialmente a partir de los 60, sufrir de apnea del sueño, padecer de diabetes o de enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC) y padecer una infección grave. Una arritmia puede asustar a la persona que la sufre, pero en muchos casos, y en especial en personas jóvenes sin historial de enfermedades cardíacas, no representa un peligro serio y se puede tratar con medicamentos.
Las arritmias supraventriculares son muy comunes en personas de mediana edad y de edad avanzada. Por lo general, a medida que se envejece aumentan las probabilidades de sufrirlas, especialmente la fibrilación auricular.
Muchas aparecen de forma temporal en respuesta a emociones o actividades normales, pero hay arritmias que pueden ser peligrosas y por eso siempre es importante cuando se sospecha que pueda haber una arritmia que la evalúe un cardiólogo para determinar si requiere tratamiento o no.