Opinión Bolivia

  • Diario Digital | miércoles, 24 de abril de 2024
  • Actualizado 05:26

EN EL BALANCE FINAL DE LOS JUEGOS, LOS PAÍSES LATINOAMERICANOS LOGRARON 64 MEDALLAS EN TOTAL, DE LAS CUALES 26 SON DE ORO.

Latinos sellan una campaña memorable

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Los atletas latinoamericanos nunca antes habían conseguido tantas medallas de oro como en los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro. Y la cuenta habría sido mayor si Cuba hubiera repetido gestas pasadas y si México hubiera cumplido con la mitad de los objetivos planteados, igual que Brasil.

Latinoamérica ganó 19 medallas de oro en Río. Brasil, el país anfitrión, se alzó con siete en el decimotercer puesto del medallero. Luego, Cuba, con cinco; Colombia, con tres; Argentina, con tres también y Puerto Rico, con una. Sin embargo, sumando oro, plata y bronce, son 51 medallas, menos que en Londres (56), Pekín (56) o Atenas (55), pero no lejos.

Llama la atención el bajón de la delegación cubana, que con apenas once metales se quedó a tres de lo que consiguió en Londres y muy lejos de los 24 de Beijing o los 27 de Atenas. Aún así, es una marca extraordinaria para un país de doce millones de habitantes.

Colombia se erige en la nueva potencia hispanohablante del continente. Con ocho medallas repite la marca de Londres, pero aumenta los oros de uno a tres. Argentina igual avanza. Repite las cuatro medallas de Londres, pero pasa de uno a tres oros.

Pese a las dudas iniciales y el torrente de críticas a las autoridades deportivas, México se fue con cinco medallas, tres de plata y dos de bronce. En Londres fueron siete, con la sorpresa del oro en fútbol masculino.

Brasil ha conseguido 19 medallas, lejos de las 30 que marcaron como objetivo las autoridades del gigante sudamericano. Un éxito en todo caso, después de las 17 de Londres. Doce de los 19 medallistas brasileños son integrantes de las fuerzas armadas. Tres son de oro. En México, cuatro de los cincos medallistas pertenecen al Ejército o la Armada.

Neymar, O rei versión 3.0

Neymar eligió el momento preciso y el escenario ideal para convertirse en O rei, el que acabó de un plumazo con años y años de maldición y el que consiguió que el país del fútbol completara su palmarés.

Brasil y su afición habían depositado sus esperanzas de gloria en esta cita, sobre todo después de todos los últimos sinsabores, del escarnio sufrido en el Mundial 2014 con la dolorosa goleada ante Alemania (1-7) y de la prematura eliminación en la Copa Centenario. Río 2016 era el escenario ideal para levantar la cabeza y así lo hizo.