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  • Diario Digital | jueves, 28 de marzo de 2024
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El vacío en la depresión

El vacío en la depresión

La depresión puede afectar a las personas en cualquier momento de su vida, no podemos pensar que para todos tiene una misma etapa determinada, aunque se habla, por ejemplo, de depresión post parto y otras. En estos tiempos de pandemia que nos toca vivir, parecería que el encierro y las nuevas formas de convivir están empujando a que muchas personas se sientan deprimidas.

La depresión no es una estructura de personalidad en sí misma, sino que es un síntoma que puede darse en cualquier tipo de persona, tiene manifestaciones evidentes, es decir, se puede notar cuando un individuo está deprimido y él mismo darse cuenta de su estado. La sintomatología es clara; sin embargo, hay quienes que a pesar de la depresión funcionan en la vida de manera normal: estudian, se casan, forman familias o trabajan. Muchas veces impulsados por el entorno, logran muchas metas, pero, interiormente viven permanentemente con la sensación de vacío, que los desespera, desanima y que no permite que tengan una vida placentera. 

El vacío en el ser humano es estructural, inevitable, se da desde el inicio de la vida, desde el nacimiento cuando se depende de otra persona, quien cumple la función materna. Nunca es una presencia absoluta o permanente, se da un movimiento de presencia-ausencia. Este podría ser el inicio del sufrimiento humano. El relacionamiento con el otro y con el vacío también. No existe la relación que sea completa, perfecta, siempre hay algo que falta, que queda por fuera. 

Es así que, durante la vida, el ser humano va enfrentándose a muchos vacíos y pérdidas, y es probable que esa sensación sea notoria, grande, invasiva, presione y no permita disfrutar, donde no hay deseo, es no querer vivir,  no encontrarle sentido a la existencia, hay aplastamiento afectivo, a veces sin motivos consientes.  

La persona deprimida está desesperanzada, no espera nada de la vida, de nadie, es un proceso de tipo narcisista en el cual hay un encierro en sí mismo, un abrazamiento al dolor, no se lo suelta, hay goce que inunda y afecta. Es difícil en esta situación que se abra al otro. Al contrario, es difícil de tratar, lograr el movimiento de esta posición doliente. Muchas veces será necesario el apoyo terapéutico psicológico para salir del estado depresivo.

La vida siempre conlleva dolor, vacío, no todo se puede, ni todo se logra. A medida que el ser humano va creciendo, este va enfrentándose con los límites, y va aceptando que no todo es posible, no se consigue todo. En psicoanálisis se usa el término castración, del cual podríamos decir que de alguna manera en la depresión no operó de manera efectiva, pues la persona deprimida no acepta el vacío que siempre está presente en las relaciones con otros. Nunca encontrará nada completo con nadie, causando que pierda el deseo, y sin deseo no se disfruta la vida, no importa lo que uno tenga. Muchas veces para el entorno es incomprensible que alguien que, en apariencia tiene todo, no pueda disfrutarlo.

Planteamos que la depresión tiene raíces en la temprana infancia, pues no a todos les pasa lo mismo, no todos se deprimen tampoco de la misma manera. Hay algunos para los que está situación es paralizante y desesperante, donde no solo sufre la persona sino también su círculo cercano. 

Se trata de que la persona logre dar sentido a la existencia, muchas veces son pequeñas cosas de la vida las que se disfrutan, que son placenteras, producen alegría y permiten que, a pesar del entorno, uno pueda sentirse pleno. 

Lacan, psicoanalista francés, tiene una frase conocida: “El dolor de existir”, y con el dolor vivimos todos. La pandemia nos da un poco más de lo mismo.