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  • Diario Digital | sábado, 20 de abril de 2024
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La salud mental de los jóvenes en pandemia, ¿ellas sufren más?

Un estudio concluyó que los adolescentes se vieron “ampliamente afectados de manera negativa” por la crisis sanitaria y las restricciones que la acompañaron. La conmoción no fue igual para las mujeres que para varones. 

La salud mental de los jóvenes en pandemia, ¿ellas sufren más? CLEMENS FABRY
La salud mental de los jóvenes en pandemia, ¿ellas sufren más? CLEMENS FABRY
La salud mental de los jóvenes en pandemia, ¿ellas sufren más?

Desde el inicio de la pandemia por coronavirus, especialistas hicieron hincapié en el impacto negativo que el encierro y las restricciones a la vida social traería aparejado en los adolescentes.

En una etapa de la vida en que la socialización y la identificación con los pares resulta vital para el desarrollo de las habilidades sociales, privar a chicas y chicos de ese intercambio durante tanto tiempo se sabía que no iba a ser beneficioso a largo plazo. Sin embargo, las consecuencias no tardaron en manifestarse y no son pocos los jóvenes que presentan síntomas de depresión.

Ahora, un reciente estudio basado en una encuesta a 523 adolescentes en Islandia, arrojó que las niñas informaron un mayor impacto negativo de la pandemia en el bienestar, el comportamiento y manifestaron un alto nivel de síntomas depresivos, a diferencia de los niños. 

En la mirada de los expertos, la adolescencia se caracteriza por un mayor deseo de independencia, autonomía y dependencia de las conexiones de los compañeros para el apoyo emocional y el desarrollo social, junto con una mayor sensibilidad a la exposición del estrés asociada con el desarrollo puberal. Como tal, la combinación de preocupaciones por el contagio de la COVID-19 y las medidas para contener su transmisión (distancia física forzada de los amigos y confinamiento en el hogar) trajeron malestar en los adolescentes. 

En particular, la pandemia se cruza con una creciente prevalencia de problemas de salud mental y conductas dañinas entre los jóvenes, y es la combinación de estos factores lo que los investigadores describieron como “la tormenta perfecta”, lo que generó una creciente preocupación por parte de los proveedores de atención médica e investigadores de todo el mundo sobre una pandemia de salud mental entre adolescentes y adultos jóvenes después de la crisis sanitaria de la COVID-19.

Según concluyeron los investigadores del trabajo publicado en JCPP Advances, los jóvenes se vieron ampliamente afectados de manera negativa por la pandemia y las restricciones que la acompañaron; sin embargo, este impacto fue más pronunciado en las niñas. Los hallazgos sugieren que una rutina constante y permanecer conectado socialmente puede ayudarlas a enfrentar la incertidumbre y las restricciones sociales.

Aunque tanto los varones como las mujeres parecían afectados, ellas dieron testimonio de un mayor impacto negativo en todos los indicadores generales de bienestar y cambio de comportamiento durante el encierro y sus síntomas depresivos estuvieron por encima y más allá de los puntajes esperados a nivel mundial. 

Los síntomas depresivos se asociaron con un mayor uso pasivo de las redes sociales y una disminución de la conexión con los miembros de la familia a través del teléfono o las redes sociales en el caso de las chicas. Y una disminución del sueño y un aumento de los juegos en  línea solos entre los varones. La preocupación porque otras personas contraigan COVID-19, los cambios en las rutinas diarias y escolares y no ver a los amigos en persona fueron algunos de los principales factores que contribuyeron a la mala salud mental identificada en este segmento etario.

“Los hallazgos sugieren que los proveedores de atención médica, maestros y otros profesionales deben monitorear especialmente los síntomas depresivos y el bienestar de las niñas durante la COVID-19 y sus consecuencias”, aconseja el psicólogo clínico y profesor asistente en el Departamento de Psicología de la Universidad de Reykjavik, Thorhildur Halldorsdottir. Algo que se debe combinar con el apoyo de los padres y familiares cercanos.