Opinión Bolivia

  • Diario Digital | sábado, 20 de abril de 2024
  • Actualizado 09:33

Redes sociales: seducción y extorsión sexual a personas mayores

Un investigación en Cochabamba muestra casos de extorsión, acoso y violencia cibernética que sufren las personas mayores de 60 años a través de redes sociales. La evidencia muestra que las principales acusadas de estos hechos son mujeres jóvenes. 

Un investigación en Cochabamba muestra casos de extorsión, acoso y violencia cibernética que sufren las personas mayores de 60 años a través de redes sociales. TWITTER
Un investigación en Cochabamba muestra casos de extorsión, acoso y violencia cibernética que sufren las personas mayores de 60 años a través de redes sociales. TWITTER
Redes sociales: seducción y extorsión sexual a personas mayores

Diversas investigaciones y artículos publicados en medios de comunicación en Bolivia y otros países muestran la seducción, el acoso y la violencia sexual digital (sexting, sextorsión, grooming, ciberbullying, etc.) hacia adolescentes y jóvenes, en particular a mujeres, como también a las personas con VIH, población trans, gay, lesbianas y bisexuales (TGLBI) y trabajadoras sexuales. 

La seducción y extorsión a hombres mayores de 60 años es un tema del que no se habla, sin embargo, es una realidad que se mantiene sin ser reportada y por lo tanto, invisible. El mito se sustenta en una creencia social que no acepta el concepto de sexualidad en las personas mayores de edad. Muchos hombres se encuentran solos por separación, viudez o conflictos que los hace muy vulnerables y frágiles en diversos aspectos de la vida cotidiana a los que se agregan los problemas de salud.

Se observó durante tres años 23 perfiles (reales o falsos) de Facebook de personas que muestran en su portal fotos de una mujer joven. El 66% mencionaron que viven en Bolivia. En las redes sociales, las mujeres observadas muestran fotografías seductoras y son ellas las que solicitan “amistad”. Entre sus “amigos” el 80% corresponde a hombres mayores y tienen entre 400 a 3.000 “amistades”. Durante el estudio, se eliminó la comunicación con la supuesta “amiga” cuando había signos evidentes de que se trataba de ser una cuenta falsa, que probablemente formaba parte de una red de extorsión o ya se había obtenido los datos requeridos.  

Se estableció la comunicación con seis personas mayores de 60 años que sufrieron la seducción y la extorsión en las redes sociales. Todos manifestaron que tenían problemas con su familia debido al miedo, temor, presiones y exigencias de extorsionistas. Las víctimas se autoculpaban y tuvieron problemas de salud mental como la ansiedad y   depresión.   

La forma de operar de los delincuentes es casi similar en la mayoría de los casos. El primer saludo viene siempre de la que solicita “la amistad”, empieza con un “Hola, ¿cómo estas? Gracias por aceptar ser tu amiga”. Luego de algunos, días expresan palabras de “Corazón, amor, a mí me gustan mayores, no importa si eres casado, etc.”. Unas se presentan como estudiantes universitarias que tienen problemas económicos para continuar sus estudios, pago de alquiler, viven sola, solicitan crédito telefónico para comunicarse. Otras ofrecen directamente paquetes de fotos o videos con contenido erótico o pornográfico. Existen también ofertas directas de relaciones sexuales a cambio de dinero. 

En el seguimiento de las cuentas hallamos que una de ellas pasó de 472 a 867 “amigos” en 30 días (incorpora 13 personas como posibles víctimas por día). Sin embargo, estas cifras no reflejan la realidad porque pasan al WhatsApp y son eliminadas del Facebook.   

Algunas no mencionan la edad que tienen y aunque se les pregunta, no responden o expresan que son “mayores de edad y no hay de qué preocuparse”. Solicitan para comunicarse “mejor” el número de WhatsApp, que es un medio más personal para intercambiar mensajes, fotos o videos con contenido sexual. Estos son la fuente para extorsionar, con amenazas de revelar el contenido de los chats, fotos o videos a la esposa, familiares, amigos, publicarlos en las redes sociales, denunciarlos por delito de acoso, tráfico de menores, prostitución, etc., siendo ellas las que toman toda iniciativa.

Probablemente, algunos perfiles (reales o ficticios) están organizados en bandas de delincuentes, la supuesta “amiga” actúa en complicidad con otras personas que se hacen pasar por policías o fiscales que amenazan luego a la persona con encarcelarlas por haber “estado en contacto con una menor de edad”, acusan por trata y tráfico de menores, sin que la víctima  haya tenido contacto de manera personal. Conocen algunos detalles de la vida de la persona extorsionada, lo que aterra a los adultos mayores, amenazan con penas de años de cárcel, reiteran los problemas que tendrá con su esposa, la familia, el trabajo y, para evitar todo, mencionan que “es importante cooperar con la Policía y la justicia”. Es una tortura psicológica para hacerlos sentir más culpables. 

Expresan que, para evitar todo problema, haga una donación de dinero a la Policía para equipar sus vehículos y su infraestructura. Que “la Fiscalía quiere salvarle de ser fichado por la Policía para que no tenga problemas posteriores”. Piden dinero para cubrir los costos que implica protegerse en caso de que sean descubiertas y probablemente sean despedidas de su empleo. Realizan el seguimiento a través de WhatsApp para que se deposite el dinero en un banco u otras agencias de envío de dinero. Comunican que una camioneta de la Policía estará en un lugar determinado donde debe entregar el dinero discretamente al chofer. Luego indican que es mejor depositarlo en un banco, porque el vehiculo tuvo que ir de urgencia a “investigar un feminicidio” y no tiene otro personal. Si hay resistencia a pagar el dinero solicitado, expresan que saben cuánto dinero tiene en el banco, todos los mensajes, mencionan ser de la Policía de la Unidad de Trata y Tráfico de Menores. A cambio del depósito de dinero, ofrecen que la denuncia hecha por familiares de la persona “menor” será retirada. Pero, continúan extorsionando hasta sacar todo el efectivo posible.  

Si la víctima realiza la denuncia en la Policía, banalizan la situación. “Esto sucede todos los días, en Cochabamba hay de 7 a 10 denuncias por día, en general son personas jóvenes y también hay mayores, no hay nada qué hacer, nosotros no podemos controlar a las personas. Los criminales actúan desde las cárceles, molestan por una o dos semanas, rara vez más tiempo. Lo mejor es no responder a los extorsionadores, la Policía hará todo lo posible para realizar las investigaciones que corresponden”.

Es indignante que alguna autoridad de la Policía permita la utilización del nombre de la institución por delincuentes y no den respuestas rápidas y concretas a pesar de otorgarles los datos del perfil de la persona, nombre de depósito bancario, llamadas telefónicas y WhatsApp. En el sistema jurídico no tenemos normas y leyes que sean específicas para estos delitos cibernéticos.

Es posible que esta situación suceda de manera similar en las mujeres mayores, ninguna situación se ha descrito aún en los medios de comunicación o de investigación en Bolivia. Recomendamos que, ante la presencia de los primeros signos de seducción y demanda de dinero, se bloquee a la supuesta amiga. Aunque haya solo un caso por día, la Policía tiene que actuar y no banalizar las denuncias. El sistema jurídico debe establecer leyes específicas para la violencia virtual dirigida a todas las personas de cualquier edad, sean hombres, mujeres, estudiantes, comunidad TGLBI+, trabajadoras sexuales, etc. 

Dr. Édgar Valdez C.

Médico especializado en Salud Pública, investigaciones y desarrollo.