Opinión Bolivia

  • Diario Digital | martes, 23 de abril de 2024
  • Actualizado 16:47

¿Por qué hay personas que se parecen mucho sin ser familia?

Un nuevo estudio afirma que las persones muy parecidas, pero sin relación de parentesco, comparten características genéticas en los genes encargadosde la formación de los rasgos faciales.

¿Por qué hay personas  que se parecen mucho  sin ser familia?. FRANÇOIS BRUNELLE
¿Por qué hay personas que se parecen mucho sin ser familia?. FRANÇOIS BRUNELLE
¿Por qué hay personas que se parecen mucho sin ser familia?

Seguro que alguna vez te ha pasado: un conocido te dice que te vio por la calle, pero no le saludaste. Preguntas detalles y te das cuenta de que es imposible que fueras tú porque no estuviste en ese sitio en ese momento. ¿Tienes un doble? 

Lo cierto es que hay personas que comparten un parecido sorprendente sin tener ningún parentesco, y un reciente estudio ha explicado por qué.

DOBLES NO EMPARENTADOS

Nuestra cara es, tal vez, nuestra característica más distintiva. Se sabe que los gemelos monocigóticos comparten rasgos faciales casi idénticos y la misma secuencia de ADN, pero pueden mostrar diferencias en otros parámetros biométricos. ¿Pero qué ocurre con aquellas personas que son muy parecidas, pero no tienen un vínculo familiar?

Un equipo de investigadores liderado por el médico Manel Esteller, director del Instituto de Investigación contra la Leucemia Josep Carreras, lo investigó y publicó los resultados de su estudio en la revista Cell Reports.

Para ello, reclutaron a personas que habían participado en el proyecto “I’m not a look-alike!” (“No soy un parecido") del artista canadiense François Brunell, que desde 1999 reúne a parejas de personas con un enorme parecido físico, pero sin ninguna relación familiar, de distintos lugares del mundo.

CARACTERÍSTICAS GENÉTICAS SIMILARES

Los investigadores estudiaron a 32 parejas de personas con un parecido razonable y las sometieron a programas de reconocimiento facial para identificar aquellas que eran casi indistinguibles entre sí.

Dieciséis de las parejas lograron puntuaciones similares a las de los gemelos idénticos.

Después, analizaron su secuencia de ADN (genoma), su perfil epigenético (es decir, los mecanismos de regulación del genoma) y su composición de microbios (microbioma).

“Lo que hemos hecho ha sido recopilar el mismo material biológico de estos individuos extremadamente parecidos (también llamados look-alike en inglés o doppelgänger en alemán) para ver si encontrábamos una razón objetiva de su similitud”, explica el médico Esteller, que también es profesor de Investigación ICREA y catedrático de Genética en la Universidad de Barcelona.

Pudieron comprobar que las parejas de dobles comparten variaciones similares de su ADN, particularmente en relación con los genes involucrados en la formación de la boca, la nariz, los ojos, la barbilla y la frente. En cambio, sus epigenomas y microbiomas eran diferentes.

SIMILITUDES MÁS ALLÁ DEL ROSTRO 

Los parecidos no se limitarían a la cara. “Fue curioso comprobar que el parecido de estas parejas de dobles no solo se ceñía a los rasgos faciales, sino que, además de afectar a otras propiedades físicas (altura y peso), también se extendía a ciertos rasgos del carácter y el comportamiento”, señala Esteller.

Este estudio, además de proporcionar información sobre la genética que determina   nuestro rostro, puede abrir nuevas líneas de investigación en el futuro en varios campos.

De acuerdo con el investigador Esteller, “proporciona las bases para que a partir del análisis de la imagen y la forma de la cara se puedan diagnosticar enfermedades genéticas”. Además, “permitiría reconstruir la cara de una persona desconocida a partir únicamente de una muestra de ADN, uno de los grandes desafíos de la medicina forense y criminalística”.