Opinión Bolivia

  • Diario Digital | miércoles, 24 de abril de 2024
  • Actualizado 20:06

¿Puede levantar vuelo el aviturismo en Bolivia?

Bolivia es un país con gran potencial para atraer a los observadores de aves del mundo y necesita desarrollar una estrategia para conquistar este mercado que mueve millones de dólares anualmente en el mundo.

Especie Remolinera real.
Especie Remolinera real.
¿Puede levantar vuelo el aviturismo en Bolivia?

Al encontrarse en el continente de las aves, y tener territorio tanto en los Andes tropicales como en tierras bajas en el centro de Sudamérica, Bolivia posee una diversidad espectacular de ecosistemas y de aves. Es el sexto país con mayor diversidad de aves del planeta y el quinto de Sudamérica. Esta característica de Bolivia es remarcable si se considera que es uno de solo dos países sudamericanos sin acceso al mar.

Todos los países tropicales de Sudamérica son un poderoso imán para los millones de observadores de aves que residen en zonas templadas del hemisferio norte. Las naciones que tienen territorios en los Andes tropicales son aquellos que se han vuelto destinos apreciados para esta poderosa multitud de turistas que mueve cientos de millones de dólares anualmente. Varios países vecinos ya lo han notado y han empezado a fortalecerse para esta rama de la industria del turismo en los últimos 20 años.

Colombia es, sin duda alguna, el mejor ejemplo de cómo el turismo puede convertirse en una pieza fundamental en la economía de un país. Atravesó más de 70 años de conflictos internos que      destrozaron su industria turística. Sin embargo, un esfuerzo público privado ayudó a que el turismo de naturaleza despegue. Hoy, Colombia es un   referente mundial para el turismo de observación de aves, junto con Ecuador y Perú. Mientras que Bolivia y Venezuela son hoy los últimos países en los Andes tropicales que no están aprovechando sus potenciales en el aviturismo.

Los Andes Tropicales son el hervidero en el que se incuba y desarrolla la biodiversidad de esta parte del planeta. La región en la que se encuentra el Corredor Madidi-Pilón Lajas-Cotapata es la zona con mayor diversidad de aves en Bolivia. Con un plan adecuadamente armado, un observador de aves puede llegar a ver hasta 500 especies en 10 días de recorrido por esta zona. Algo que en muy pocas regiones del planeta puede lograrse. 

Entre estos sitios clave para ver una alta diversidad de aves yungueñas está el Camino de la Muerte. Esta ruta que hoy no es utilizada para el transporte público entre La Paz y Coroico ha recuperado su diversidad de aves de manera espectacular. Las características de la topografía y la vegetación en esta zona con pendientes asombrosas facilitan la observación y la fotografía de un alto número de aves. Entre ellas destacan las tangaras, aves coloridas que solo habitan en el neotrópico.

El trabajo encarado por la Asociación Civil Armonía con el apoyo del Critical Ecosistem Partnership Fund (CEPF), para el desarrollo de esta estrategia de inversión para levantar el aviturismo en el Corredor Madidi-Pilón Lajas-Cotapata apunta a proporcionar información útil para que tanto tomadores de decisiones, como emprendedores privados y comunidades puedan hacer inversiones inteligentes para fortalecer sus economías y proteger la biodiversidad en esta área.

Para el desarrollo del aviturismo es necesario lograr la cohesión del sector turístico en toda la cadena de valor, buscando el desarrollo de una oferta basada en servicios locales con operadoras especializadas y el establecimiento de servicios de hospedaje y alimentación orientado hacia los observadores de aves para brindar comodidad a los visitantes en las áreas más importantes.

Durante el diagnóstico realizado por Asociación Civil Amornía se evidenció la necesidad de capacitación para el guiaje aviturístico especializado, así como del resto de la cadena de provisión de servicios, como hoteles, restaurantes y transporte, y la promoción interna e internacional de la oferta boliviana para el aviturismo. Estos elementos identificados son parte del planteamiento de una estrategia para desarrollar este mercado.

El Corredor cuenta con la presencia de sietes especies de aves endémicas de Bolivia –es decir, que no se encuentran en ningún otro país del mundo– y con otras que son extremadamente difíciles de observar en otros países o incluso en otras regiones de Bolivia. En los alrededores de Apolo, por ejemplo, se encuentra la emblemática Palkachupa (Phibalura boliviana), una especie en peligro de extinción y endémica de esta zona de Bolivia. La  Tangara Gorro Verde (Tangara meyerdeschaunseei) es otra especie que en Bolivia solo puede ser vista en esta pequeña región. 

Finalmente, estos bosques secos son el único lugar conocido donde anida la Tangara Inti (Heliothraupis inti) que recién fue descrita como nueva especie para la ciencia en 2021. El descubrimiento de esta tangara es sin duda el evento científico de mayor significancia para la ornitología neotropical en este siglo, pues implica la descripción de un nuevo género dentro de las aves, algo que no ha sucedido desde hace más de 20 años, y que con muy poca probabilidad sucederá en el futuro cercano.

El valle de Sorata y la serranía de Pilón son otros sitios con potencial aviturístico. En el primero se encuentra el Canastero de Berlepsch (Asthenes berlepschi), otra especie endémica de Bolivia; y en el segundo sitio el Mosquero Yungeño (Phyllomias weedeni) que puede ser observado con facilidad solo en el país. En la serranía Pilón, además, pueden apreciarse numerosas otras especies de los Yungas bajos.

Para que esta industria del aviturismo levante vuelo en Bolivia a un nivel comparable con el de países vecinos, es necesario que los gobiernos municipales, departamental y nacional hagan algunas inversiones. De igual manera, es importante que estos gobiernos también fomenten las versiones privadas y comunitarias.

El valle de Apolo es una muestra de los desafíos que tanto autoridades como emprendedores privados deben abordar. El 100% de las agencias especializadas en aviturismo que traen turistas a Bolivia indican que este sitio es requerido por sus clientes. Sin embargo, cuando estas agencias indican a sus clientes que se requiere 12 horas de viaje para llegar a Apolo desde La Paz, y que la carretera está frecuentemente en malas condiciones, muchos clientes declinan su interés inicial. Un aeropuerto funcional facilitaría que estas agencias incluyan a Apolo dentro de su itinerario. Sin embargo, desde su conclusión en 2019, no existen señales claras de que entre en funcionamiento pronto.

Existen iniciativas privadas y comunitarias que están floreciendo a lo largo del Camino de la Muerte. Las privadas están captando poco a poco el interés del mercado interno de observadores de aves y fotógrafos de la naturaleza que desean fotografiar aves.

Si bien hay un número creciente de observadores de aves extranjeros que vienen al país, y hacen travesías con operadoras nacionales que se han especializado en este tipo de oferta, llama la atención el surgimiento de observadores de aves nacionales que se han organizado en clubes y que programan salidas regularmente, como por ejemplo los grupos de observadores de aves en La Paz, Cochabamba y Santa Cruz. Cada uno de estos grupos empieza a tener una demanda cada vez más interesante y en diferente medida dinamizan la economía en los lugares visitados.

El aviturismo ha venido surgiendo de manera casi espontánea, y el crecimiento de la demanda hace pensar en la necesidad de encausar todos estos esfuerzos hacia posicionar en el mercado turístico esta alternativa como un motor dinamizador, económico, pero también de valoración de la biodiversidad a partir de las aves.