Opinión Bolivia

  • Diario Digital | viernes, 29 de marzo de 2024
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Programa Jucumari, el proyecto que busca salvar al oso andino en Tiquipaya

El proyecto está enfocado en preservar el entorno del animal, por ello, trabajan con la comunidad Corral Pampa concientizando sobre la importancia de las especies silvestres e impulsan la economía local que esté en armonía con el oso andino. 

La especie del oso jucumari está en estado vulnerable. GAIA PACHA
La especie del oso jucumari está en estado vulnerable. GAIA PACHA
Programa Jucumari, el proyecto que busca salvar al oso andino en Tiquipaya

En medio de una amplia vegetación que se enraíza en diferentes pisos ecológicos, al norte del municipio de Tiquipaya, pasando la cumbre del Tunari y llegando a la parte tropical de los Yungas, está ubicada la comunidad Corral Pampa, uno de los lugares elegidos por el oso jucumari para vivir y desarrollarse como especie. 

Este animal, que es el único de la familia de los osos que habita a lo largo de los Andes en Sudamérica, es parte importante de la biodiversidad silvestre de Bolivia. Sin embargo, los últimos años se declaró en estado vulnerable frente a la caza constante y el tráfico ilegal. 

Conscientes de la importancia de preservar a la especie, la fundación Gaia Pacha creó el Programa Jucumari, un proyecto que busca proteger a este oso mediante la preservación de su hábitat natural, para lo cual consideran fundamental la buena relación con las comunidades que están en torno a él. Por ello, el trabajo que realiza la institución está abocado no solo al animal, sino también a fortalecer la economía y la educación de los pobladores. 

El programa nació hace dos años desprendido de un proyecto anterior, Latidos Silvestres, también de Gaia Pacha. Inicialmente, el trabajo solo estaba enfocado en la conservación de animales silvestres a nivel general, pero, luego de un análisis, eligieron al oso jucumari como especie clave para incidir en los comunarios, a quienes se busca integrar en los planes de conservación de la especie. 

El programa se solventa gracias al apoyo de The Prince Bernhard Nature Fund y se divide en dos áreas. La primera está abocada al monitoreo del oso a través del relevamiento de datos de la especie con equipos especializados, como cámaras trampa. Por ejemplo, siguen los pasos de dónde duerme, cuál es su alimentación o por dónde transita mediante el rastreo de huellas y heces.

El jucumari es un oso de tamaño considerable. Los machos llegan a medir entre 1.80 y 2 metros, desde al punta de la nariz hasta la cola, y pueden pesar alrededor de 175 kilos. En cambio, las hembras alcanzan a medir hasta 1.60 metros y pesan más de 80 kilos.

El coordinador general de Gaia Pacha, Rodrigo Meruvia, explica que, hasta el momento, se pudo hacer el avistamiento de la especie a larga distancia, entre tres y cuatro kilómetros desde la comunidad Corral Pampa. Resalta que todo este trabajo no se podría realizar sin la ayuda de los comunarios, quienes se vuelven guías para los investigadores. 

“La preservación de esta especie va ligada a la relación con las comunidades. Si preservamos el hábitat del oso como tal, se benefician otras especies también. Por eso, creemos en la relación humano-naturaleza, que sea lo más equilibrada posible”, indica Meruvia. 

El rango por donde se desplaza, en términos de superficie, es bastante amplio. Por eso, la conservación de su ecosistema y su hábitat “podría generar un impacto ambiental para todas las especies que están en relación con ese espacio”. De hecho, Corral Pampa también es hogar de muchos cóndores, entre otros animales más.

El jucumari es omnívoro, se alimenta de plantas, frutas, hojas, bromelias y palmeras; pero, además, también puede comer palomas, ratones u otros animales pequeños. Esto, en ocasiones, afecta la convivencia entre el oso y las comunidades que lo rodean. “A veces, el oso se ve como una amenaza por las comunidades porque se come el ganado, los pollos y demás, eso lo hace cada vez más vulnerable”, indica Meruvia.

Durante el trabajo de campo se pudo identificar que otro de los factores que ha afectado directamente a la especie los últimos años es la ampliación de la frontera agrícola y la mancha urbana.

TRABAJO EN COMUNIDAD 

Otra área fundamental del Programa Jucumari es el trabajo con las comunidades con el objetivo de que se pueda conservar el hábitat natural a largo plazo, lo que garantiza el desarrollo del animal. 

Actualmente, trabajan con 32 familias, aproximadamente, que se dedican, sobre todo, a la producción agrícola. Aunque, cuando el proyecto llegó hasta la zona de Corral Pampa se evidenció que se hacía ecoturismo, pero sin un estudio previo del impacto ambiental. Por ello, se enfocaron en encontrar, junto con ellos, nuevas formas de generar recursos económicos sin que eso afecte al oso y otras especies. 

En esta primera etapa del programa se trabaja con la comunidad Corral Pampa en dos aspectos. El primero está referido al fortalecimiento y la generación de capacidades de las mujeres, con quienes se realizan telares de lana que luego son comercializados para su sustento económico. Para esto, se les dotó de herramientas que faciliten su labor. 

Por otro lado, el proyecto incluye un programa de educación para niños y adolescentes que están en edad escolar, mediante el cual se refuerza el tema de la conservación del jucumari, el respeto a su hábitat y los beneficios de tenerlo alrededor. 

Asimismo, se brinda apoyo a nivel general en temas de enseñanza, luego de que la llegada de la pandemia afectara la calidad en educación de los menores. “La situación es complicada por la brecha digital que se ha creado”, indica Meruvia.

El Programa Jucumari busca realizar un trabajo de manera coordinada y participativa  para tener un éxito mayor. Se fomenta actividades económicas que no sean nocivas para el oso andino. “Es ahí donde surge el nexo entre el desarrollo de la comunidad y el equilibrio con el hábitat donde vive el oso”. 

Luego de estos meses de incidencia en campo, los resultados son positivos. “La comunidad está muy consciente de la conservación del espacio como tal, quizás no enfocada en el oso principalmente, pero sí de manera general. Lo que estamos tratando de fortalecer es ese conocimiento que tienen ligado a que sus actividades sean de mayor equilibrio con el hábitat del oso jucumari. La comunidad está muy abierta a trabajar esos temas, son muy receptivos, tanto hombres como mujeres y niños”, asegura Meruvia.

El siguiente paso del programa es seguir fortaleciendo la generación de capacidades y crear vínculos con las zonas urbanas, como la ciudad de Cochabamba, para vender los telares que elaboran las comunarias. 

Asimismo, la fundación tiene la meta de expandir su labor a otras localidades que estén dentro del área por donde circula el oso andino. También se busca hacer un censo de la cantidad aproximada que hay de estos animales en el lugar, aunque es complicado porque la especie no es estática. 

Este tiempo, identificaron que el espacio donde está el jucumari está bien conservado y la idea es mantenerlo así. Sin duda, la especie es una de las más reconocidas de Bolivia y su importancia no solo está relacionada a la biodiverisidad, sino también a la relación que existe con el humano.