Opinión Bolivia

  • Diario Digital | jueves, 25 de abril de 2024
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Playa Turquesa, el caribe en Bolivia

Esta laguna es la segunda más grande del mundo después de la que se encuentra en Dubái. Sus 13 metros de longitud tienen tecnología de punta. 
Playa Turquesa, el caribe en Bolivia

A seis kilómetros del puente del Urubó, en Santa Cruz, se encuentra Playa Turquesa, una urbanización que resguarda en sus más de 200 hectáreas la segunda laguna de aguas cristalinas más grande del mundo. 

El proyecto emula a las playas paradisíacas más sorprendentes de todo el planeta. El agua cristalina, que tiene un fondo blanco, contrasta con     el sol como un espejo y da como resultado el tono turquesa que se extiende a lo largo de 13 hectáreas. 

La firma mundial Crystal Lagoons fue la encargada de desarrollar la tecnología de esta laguna y certificarla como la segunda más grande del mundo —entre 600 proyectos distribuidos en más de 60 países— tan solo después de Dubái, que ostenta el primer lugar.  

La urbanización fue realizada por Indaco S.A., una empresa nacional que trabajó íntegramentecon manos bolivianas. 

El diseño contempla todo tipo de navegación sin motor por lo que existen sitios más profundos que otros, incluso, tiene 4.500 metros específicamente para bucear. 

Los trabajos de construcción comenzaron hace más de cinco años, aproximadamente. Durante ese tiempo atravesaron por una serie de desa-fíos que les supuso grandes aprendizajes. 

Por ejemplo, el manejo del suelo fue importante debido a que tuvieron que evaluar con expertos dónde emplazarían la laguna. Al sufrir contratiempos con las lluvias, los empresarios rellenaron la zona con más de un millón de metros cúbicos para dar un desnivel que evite      inundaciones. 

“La tecnología que usa la laguna trata grandes cuerpos de agua de forma eficiente y amigable con el medioambiente. Ocupa 100 veces menos químicos y la mayoría de los que quedan son de grado alimenticio que pasan las normas ambientales más exigentes de todo el mundo”, explica Carlos Córdova, gerente general de Playa Turquesa. 

Además, la laguna es automatizada, autosostenible y sustentable con agua de lluvia. Crystal Lagoons se encarga de su mantenimiento de por vida. Al estar recubierta por geomembrana, los sensores miden en tiempo real los parámetros del agua para evitar que se contamine y, de esa forma, garantizar su funcionamiento óptimo a lo largo de los años. 

“Un requisito para hacer este proyecto es que el agua de escurrimiento natural no puede entrar a la laguna. Nosotros solo podemos recibir agua de lluvia. El resto se conduce a los sistemas de drenaje que se construyeron alrededor de las 13 hectáreas”, asegura Córdova. 

El primer paso fue la entrega de la laguna, los demás espacios de la urbanización se irán completando poco a poco y esperan terminalos en dos años más. 

Entre las proyecciones está un centro de eventos, un boulevard, áreas verdes, piscina, micromercados, churrasqueras al aire libre, canchas de tenis, fútbol, ráquet y voleibol.

Los socios hacen énfasis en el cuidado que tuvieron con el lugar para evitar dañar la zona que es conocida por sus acuíferos.

“El terreno era utilizado como pastizales para la ganaderia así que no deforestamos nada. Antes de ingresar a construir obtuvimos dos licencias ambientales, una para la laguna y otra para el proyecto, con el afán de cuidar el medioambiente”, explica Córdova.

El proyecto busca generar ofertas inmobiliarias de nivel internacional. Actualmente, hay algunos departamentos disponibles y el resto está previsto para la construcción de casas u otras infraestructuras privadas. 

Sin duda, Playa Turquesa posiciona a Bolivia entre los lugares más paradisíacos del mundo.

Desde Egipto, pasando por Dubái, Jordania, España, México, Panamá, Chile, y Perú son algunos de los países que disfrutan de este tipo de lagunas artificiales con sistemas de alta tecnología para preservar el ambiente en el que se ejecutan.