Opinión Bolivia

  • Diario Digital | martes, 23 de abril de 2024
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Padecimientos mentales, la otra cara de la tercera ola de COVID

La depresión, ansiedad y la violencia son algunos de los problemas que se intensifican entre la población, e impactan indistintamente a niños, jóvenes y adultos. 

Padecimientos mentales, la otra cara de la tercera ola de COVID. HUFFINGTONPOST
Padecimientos mentales, la otra cara de la tercera ola de COVID. HUFFINGTONPOST
Padecimientos mentales, la otra cara de la tercera ola de COVID

Con el aumento acelerado de los contagios por coronavirus y una tercera ola vigente en la mayor parte del mundo, se intensificaron los padecimientos mentales como consecuencia de los efectos de la pandemia. 

Angélica Juárez Loya, especialista de la Fa-cultad de Psicología de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), explica que se vive un ambiente de miedo generalizado, en el que la población se guía mediante distintos comportamientos. 

Una de las formas en que la sociedad hace frente a la incertidumbre es informándose sobre el tema y sigue las recomendaciones de las autoridades sanitarias. En otros casos, agrega la experta, las personas experimentan “fatiga pandémica”, y luego de un tiempo de habituarse a la nueva situación, destensan los cuidados.

En ambos escenarios, los habitantes presentan un desorden emocional, pues el confinamiento ha tenido una duración mucho más larga de la que creíamos. “Varios especialistas han dicho que se vive una tercera ola de problemas en salud mental debido a lo que está generando esta pandemia des-pués de tanto tiempo”, señala Juárez Loya.

Mientras que en la primera ola de la COVID se habló de los efectos secundarios que produciría en la salud física, los investigadores establecen que el inicio de la segunda sucedió durante el periodo que comprende los meses de diciembre y enero. Además, consideraron que la tercera ola se caracteriza por los trastornos mentales que derivan de las consecuencias que ha traído la pandemia en diversas áreas.

A diferencia de otras situaciones críticas, la contingencia sanitaria impide reunirnos físicamente con nuestros familiares y seres queridos, como una de las medidas para contener la transmisibilidad de la enfermedad. La investigadora asegura que este distanciamiento dificulta el control de las emociones negativas.

Sin embargo, aunque la sociedad tiene habilidades para enfrentar la crisis, como la ayuda humanitaria y la resiliencia que fomentan el desarrollo de la estabilidad y la capacidad de comunicación, esta vez nos       enfrentamos a un fenómeno nuevo, por lo que es normal no saber la forma de afrontar las emociones que nos provoca.

Juárez Loya señala que la depresión, el trastorno de ansiedad, la violencia excesiva y el riesgo de suicidio son algunos de los padecimientos que se intensificaron entre la población, los que impactaron indistintamente a niños, jóvenes y adultos.

Sobre el punto, los estudios que se realizaron sobre salud mental y pandemia durante el XXVII Congreso Nacional de Medicina General y de Familia de España indican un aumento de la prevalencia de la depresión de hasta tres veces, mientras que la ansiedad se ha multiplicado por cuatro y el diagnóstico de estrés postraumático es cinco veces superior a la prepandemia. “Más que una tercera ola de la pandemia, la salud mental va a sufrir un tsunami”, advierte el médico psiquiatra Miguel Alfonso García. 

“La soledad y el aislamiento, el miedo y la incertidumbre, con una sobreinformación negativa y constante, son factores que están entre los que predisponen a un aumento de casos”, explica García. Y el incremento de pacientes con  depresión y ansiedad ya “está ocurriendo”. 

El aumento de estos problemas de salud mental está afectando mucho a las personas mayo-res, pero cada día se está extendiendo a otros grupos etarios, según explica el médico. “Vemos una verdadera oleada de casos en niños y adolescentes que están desbordando los servicios de salud mental infantojuvenil”, afirma. 

De hecho, en España, los especialistas hablan, incluso, de una cuarta ola relacionada al estado emocional de las personas. Tras el primer año de la pandemia, los primeros meses estuvieron enfocados en la salud de los pacientes y en des-cubrir cómo funciona la enfermedad. Por eso, ahora los problemas de salud mental son el centro de atención; la depresión por tener un familiar enfermo o por estar contagiado uno mismo, al igual que la culpa de haber transmitido el virus a un ser querido son comunes. 

El problema añadido del aumento de la prevalencia de este tipo de patologías es que “se va a mantener mucho más en el tiempo” que las olas anteriores provocadas por la pandemia. El motivo es que las dificultades económicas son uno de los factores de riesgo para la salud mental, “y estas dificultades se prolongan mucho más”, señala García.

El especialista añade que “los gestos autolesivos están aumentando con claridad en una franja de edad muy problemática: preadolescentes, adolescentes y adultos jóvenes”, lo que debe despertar la alerta en los padres para tomar medidas cuanto antes. 

CÓMO LIDIAR CON LAS EMOCIONES

Sobre el mismo aspecto, en el caso particular de la población joven, la psicóloga Juárez Loya manifiesta que, si bien en un principio experimentaron la pandemia como “un momento recreativo”, en la actualidad son víctimas del estrés, ansiedad, depresión y, en algunos casos, suicidio. Además, agrega que los adolescentes se enfrentan a necesidades académicas y circunstancias familiares para las que no están preparados, ya sea por su condición económica o la inexperiencia.

Para superar la carga emocional, sugiere que mantengan “una buena comunicación con la familia y establezcan rutinas de estudio, recreación y descanso, lo cual coadyuvará a que se sientan más efectivos emocionalmente”.

“En cuanto a la población adulta, parte de los vacíos que llegamos a tener es por la pérdida de personas que han fallecido, de empleos; algunos tenemos trabajo, pero a la vez está a nuestro cargo el cuidado de niños o enfermos en casa; o la situación económica inestable”, señala Juárez Loya.

Para combatir los padecimientos mentales, recomienda mantenerse en contacto constante y manejar todo con la mayor calma posible. “Hoy en día la comunicación debe ser más significativa y clara, tenemos que empezar a hacer uso de este recurso como medio importante para no sentirnos desamparados y fortalecer nuestras redes sociales a pesar de la distancia. Es necesario analizar más las cosas positivas, porque quizá esa sea la clave de que jóvenes y adultos podamos sobrellevar mejor la pandemia”, sostiene.