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  • Diario Digital | viernes, 19 de abril de 2024
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Ñawpa rescata la comida, los juegos y la música de los abuelos

Niños y jóvenes se apropian de las denominadas jornadas culturales, acompañados por sus padres. Juegan con trompos y coches de lata, además de saborear alimentos de antaño. La actividad fue promovida por el profesor Wilfredo Camacho (+).

A José Rocha, de 70 años, y Miguel García Rocha, de 7, no solo les une un apellido en común, sino también su gusto por los juegos tradicionales y la comida “de nuestros abuelos”. JORGE FERNÁNDEZ B.
José Rocha y Miguel García Rocha, no solo les une un apellido en común, sino también su gusto por los juegos tradicionales y la comida “de nuestros abuelos”. JORGE FERNÁNDEZ B.
Ñawpa rescata la comida, los juegos y la música de los abuelos

A José Rocha, de 70 años, y Miguel García Rocha, de 7, no solo les une un apellido en común, sino también su gusto por los juegos tradicionales y la comida “de nuestros abuelos”, tal como lo demostraron el pasado 25 de septiembre en la plazuela Cobija, donde se desarrolló una nueva jornada cultural de la Ñawpa Manka Mikhuna.

José y Miguel (abuelo y nieto) demostraron ese día su destreza para hacer bailar el trompo, jugaron con cochecitos de lata, saltaron la cuerda y cerraron la jornada saboreando un plato de habas pejtu que fue preparado por las hábiles manos de mujeres que siguen confiando en las recetas que aprendieron de sus madres y estas a su vez de las suyas.

José Rocha rememora que, durante gran parte de su niñez, además de los juegos que pudo compartir con su nieto en la plazuela Cobija, era “experto” en cachinas y dominaba el arte de hacer volar cometas que él y sus tres hermanos fabricaban con papel periódico. 

“Recuerdo que solo los que tenían dinero podían comprar papel crepé para hacer voladores más livianos y que se alzaran más alto”, señala el abuelo de cuatro nietos.

En esa temporada, según su testimonio, los niños de su barrio, en la zona sur de la ciudad, solían guardar las cachinas que ganaban en latas de leche en polvo y, para que nadie las encontrara, las enterraban en un lugar de su patio.

Por las noches él, junto con sus hermanos, solían reunirse con sus amigos de barrio para hablar y compartir juegos, cuando aún las calles eran de tierra, el alumbrado público incipiente y escasos vehículos transitaban por las vías.

COMIDA Y JUEGOS 

La jornada cultural de la Ñawpa Manka Mikhuna fue iniciada e impulsada por el profesor Wilfredo Camacho (+), quien dedicó gran parte de su vida a investigar y rescatar las recetas de “nuestras abuelas” para la preparación de platos saludables con ingredientes propios de la región.

Tras la muerte del profesor Camacho, su esposa, Melby Mojica, tomó las riendas de las  jornadas culturales, una de las últimas que se realizó fue la de la plazuela Cobija el pasado 25 de septiembre.

La aceptación de estas jornadas culturales ha crecido de tal manera en la población, que la comida tradicional que preparó un grupo de mujeres se terminó antes del mediodía.

Muchos de los visitantes a esta actividad tuvieron que resignarse a esperar la próxima convocatoria de la Ñawpa Manka Mikhuna, pero sí pudieron entretenerse con los juegos tradicionales y escuchar música de antaño.

“La verdad es que no esperábamos tanta concurrencia, porque había como cinco Ñawpas esta jornada, pero hemos tenido la satisfacción de contar con los fieles comensales que creen en esta Ñawpa Manka Mikhuna, que es el legado de don Wilfredo Camacho”, señalaa Mojica.

Algunos de los platos que se sirven en las jornadas culturales de la Ñawpa Manka Mikhuna son jarwi uchu, phisara de quinua, phiri de trigo, lambreado de conejo, relleno de locoto, de achojcha, habas pejtu, chuño pejtu y sajta de papalisa.

Una de las asistentes a esta jornada cultural, Roxana Mendoza, asegura que está atenta a cualquier convocatoria que realiza la organizadora Melby Mojica, por lo que cuando se presenta la oportunidad asiste con sus dos niños pequeños para “enseñarles” el valor de las comidas que eran preparadas por las abuelas.

En su caso, señala que ella y sus hijos tratan de degustar la mayor parte de los platos preparados por las expositoras, pero, además, se divierte con sus niños con la “pelota voladora”, un juego que ella solía jugar en su barrio de la zona oeste, lo que ahora es el Distrito 4.

Recuerda que sus vecinos plantaban un tronco, generalmente de eucalipto, no muy grueso ni muy delgado, y en la parte más alta amarraban una cuerda que tenía una especie de pelota de trapo en el otro extremo.

La dinámica de este juego era hacer girar la pelota hacia el lado del contrario con el fin de envolver toda la cuerda. Se proclamaba ganador quien lograba este objetivo.

Mojica, por su parte, puntualiza que la Ñawpa Manka Mikhuna es más que solo comida saludable de antaño, sino también recupera los juegos tradicionales, aquellos que solían jugarse hasta la década de los 80.

En las varias versiones que se realizaron a lo largo de los últimos años, Mojica destaca que se está logrando el objetivo propuesto por el profesor Camacho, el que los padres compartan estos juegos con sus hijos y los abuelos con sus nietos.

Al respecto Mojica puntualiza que en estos juegos tradicionales se requería creatividad por parte de los niños y jóvenes, porque ellos mismos se fabricaban sus juguetes, con insumos que se conseguían en el hogar, principalmente latas, tapas, lana, cordones, botones, medias, lana, entre otros.

Mojica manifiesta que le embarga la emoción al ver a los niños embelesados con juguetes tan sencillos que se fabrican, por ejemplo, los autitos de lata y aquellos hechos con los bidones de aceite, a tal grado que algunos ya no quieren devolver los juguetes que les prestan. 

“Lo más importante es que comparten estos juegos con los mayores y con otros niños, lo que forma parte del programa Ch´itis en Acción, que busca revalorizar estos juegos tradicionales”, abunda.

Mojica recomienda a los padres a construir los juguetes con sus hijos como una forma de afianzar los valores familiares, porque se aprende a ganar y a perder sin hacer berrinches y a compartir con los demás.

Asimismo, con estos juegos se aprende equilibrio, lateralidad, aritmética y geometría “porque los niños tienen que saber las medidas para fabricar los juguetes. “En la Ñawpa se encuentra solidaridad, fraternidad, alegría, comida saludable y, sobre todo, la participación de la familia, que disfruta de la comida, los juegos y la música”, finaliza Mojica.