La científica Lidia Morawska es la mujer a la que no le tembló la voz para desafiar a la Organización Mundial de la Salud (OMS).

Morawska, nacida en 1952 en Polonia y una de las mayores expertas mundiales en estudiar cómo afecta a la salud la calidad del aire, insistió desde el principio en que el coronavirus se transmite por la vía aérea.

La OMS ha dado su brazo a torcer parcialmente al admitir que esa figura no se puede descartar en algunas circunstancias.

"Estamos rompiendo un dogma", sintetiza Morawska, formada como física especialista en radón y directora del Laboratorio de Calidad del Aire de la Universidad de Tecnología de Queensland. No se cansa de repetir que el virus se contagia por el aire. Pero no es una nube infecciosa que viaja por las ciudades. El patógeno puede escapar de la boca o la nariz de alguien, permanecer en el aire y desplazarse hasta la boca o nariz de otra persona.

“El mayor riesgo se da en los espacios cerrados y abarrotados, salvo si la ventilación es eficiente", explica la investigadora, autora principal de la carta que ha doblegado a la OMS. 

A principios de abril, cuando todavía se discutía el uso generalizado de mascarillas, publicó un artículo advirtiendo de la transmisión aérea titulado “El mundo debe afrontar la realidad”. A mediados de mayo ya estaba liderando la carta con cientos de firmantes que obligó a la OMS a cambiar sus documentos sobre el coronavirus.