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  • Diario Digital | jueves, 25 de abril de 2024
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LECTURAS SUTILES

¿Habrá días mejores?

Miguel Ramírez Arrázola
Psicólogo Clínico.
Miguel Ramírez Arrázola
¿Habrá días mejores?

Día tras día, nos despertamos con la certeza de que estamos en la época de lo impredecible, con una realidad que nos ha puesto de frente a nuestra fragilidad humana, una situación que pone en riesgo todo lo que hemos armado hasta el día de hoy. Estábamos en una etapa donde todos corríamos, pero nos tocó poner un freno y quedarnos quietos, el ambiente se volvió nostálgico, pálido, en suspenso como quien toca un par de notas de piano y nos deja expectantes hasta que vengan las siguientes. Nos quedamos pensando en esos sentimientos que están en esos que estuvieron y que jamás volverán.

Con pocas respuestas ante tantas preguntas, ante la angustia que solo hallaría calma con la idea de poder retornar al antes, de inmediato el psicoanalista Miquel Bassols señala que, ante la ilusión de un “volver a la normalidad”, ya hay quien respondió hace unos meses en las paredes de Hong Kong: “No podemos volver a la normalidad porque la normalidad era precisamente el problema”. Por lo demás, todo indica que esta será más bien la “normalidad”, una cada vez más pandémica y a la que será cada vez más difícil dar un sentido.

Si bien el vivir confinados podría resultar para algunas personas muy difícil, es preciso comprender que para poner un límite a este virus hay que hacer frente como un cuerpo social, tomando en cuenta los parámetros planteados por el discurso médico, los cuales son el único elemento que podríamos generalizar. Si bien hay un conocimiento social, lo que nos toca ubicar es cómo introduce cada persona en su diario vivir la situación en la que nos encontramos, porque detrás de las cifras y datos estadísticos que vemos a diario, se encuentran personas, una por una.

¿Cómo seguir estos días? Como bien mencionamos, cada uno tiene una manera particular de vivir esta etapa, seguro estarán los que indican que pasamos una pandemia y debemos quedarnos en casa, habrá otros que asimilan este momento como un encierro injusto, otros viven con la angustia de lo económico, algunos llevando la situación de manera más tranquila y muchos con el real de la enfermedad en sus cuerpos, siendo ellos a los que habrá que curar. 

Es un momento privilegiado para poder repensar nuestra posición y relación frente a los demás y, ante todo, con nosotros mismos. El poder ceder algo de nuestra “libertad y comodidad” nos permite poder hacer lazos con los demás y así involucrarnos con el cuerpo social, que está tratando de poner límite a la COVID-19, desde donde nos toque, desde donde podamos, habrá que encontrar una manera de lidiar con el miedo, la angustia, poder introducir cimientos para poder construir y también reconstruir aquello que hemos estado llamando vida.

¿Qué sabemos del efecto a futuro? De eso no sabemos nada. ¿Habrá días mejores o peores? No habrán ni días mejores, ni peores, habrán días nuevos, está en nosotros la posibilidad de hacer algo con ello, hacer de los días poesía, no porque sea bonito, trágico o que rime en nuestro andar; la vida como poesía es pensar desde el origen de la palabra, es decir, es creación, una invención. 


Miguel Ramírez Arrázola

Psicólogo Clínico

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NOTA: Para cualquier consulta o comentario, contactarse con Claudia Méndez Del Carpio (psicóloga), responsable de la columna, al correo [email protected] o al  teléfono/WhatsApp (591)  62620609. Visítanos en Facebook como LECTURAS SUTILES.