Opinión Bolivia

  • Diario Digital | miércoles, 24 de abril de 2024
  • Actualizado 00:15

Espermatozoides: ¿a qué se debe su caída?

Estudios demuestran cinco razones por las que se registra un decenso en la cantidad y calidad de espermatozoides. El sobrepeso, el consumo de alcohol y el exceso de calor son algunos motivos. 

Imagen referencial de un conjunto de espermatozoides. TWITTER
Estudios demuestran cinco razones por las que se registra un decenso en la cantidad y calidad de espermatozoides. TWITTERR
Espermatozoides: ¿a qué se debe su caída?

La concentración de espermatozoides que liberan los hombres durante la eyaculación ha caído un 51% durante los últimos 50 años. 

Es uno de los principales hallazgos de una investigación hecha por la Universidad Hebrea de Jerusalén, en Israel, y en la escuela de medicina del Monte Sinaí, en Estados Unidos.

Los investigadores calcularon que, en la década de los 70, los hombres tenían un promedio de 101 millones de células reproductivas por mililitro de semen. Ese promedio cayó a 49 millones en tiempos recientes. Además de la cantidad, la evidencia también revela una caída en la calidad de los gametos masculinos: el porcentaje de células aptas para entrar al óvulo ha ido sufriendo bajas considerable, asegura el urólogo y andrólogo Moacir Rafael Radelli. 

Ese escenario de empeoramiento constante está generando una señal de alerta entre los profesionales de la salud. "Se trata de algo preocupante, porque vemos un aceleramiento en ese empeoramiento y no sabemos bien dónde pueda parar", asegura el médico Eduardo Miranda, coordinador del departamento de Andrología de la Sociedad Brasileña de Urología. 

De hecho, la rapidez con la que los hombres pierden espermatozoides aumentó en los últimos años. Según el mismo estudio hecho en Israel y EEUU, entre los años 1970 y 1990, la concentración de gametos caía un 1.16% anualmente. A partir de la década de los 2000, esa tasa subió a 2.64%: más del doble.

¿Qué hay detrás de este fenómeno? Los especialistas señalan al menos cinco causas. 

1. OBESIDAD

Los kilos extra promueven una serie de desventajas para los espermatozoides. 

El crecimiento del tejido adiposo, que lleva a la gordura, libera sustancias inflamatorias que afectan directamente la producción de testosterona, una de las hormonas más importantes en la producción de gametos masculinos.

Miranda asegura que el exceso de peso también genera lo que se llama estrés oxidativo, un proceso en el que varias células del organismo terminan perjudicadas. "De la misma manera, el individuo obeso presenta más gordura en la región genital,    algo pésimo para los espermatozoides", dice el urólogo.

Los testículos, sitio donde se fabrican y almacenan las células reproductivas, deben permanecer entre 1 y 2 grados por debajo de la temperatura del organismo para funcionar bien. Es por eso que la bolsa escrotal se encuentra por fuera del cuerpo. La cuestión es que ese aumento de la gordura sobreesfuerza los órganos reproductores, que dejan de funcionar como se espera.

2. ABUSO DE SUSTANCIAS

Alcohol, cigarrillos, vapeo (uso de cigarrillos electrónicos), marihuana, cocaína, esteroides anabólicos… ¿Sabes qué tienen en común todas estas drogas? Todas afectan la salud de los gametos masculinos.

"Algunas de estas sustancias dañan directamente las células germinales, que dan lugar a los espermatozoides", resume Miranda.

Otros, sin embargo, actúan indirectamente. Afectan la producción de hormonas encargadas de estimular el trabajo de los testículos.

El ejemplo más citado entre los expertos es el reemplazo de testosterona a través de pastillas, geles e inyecciones, utilizadas indiscriminadamente para ganar músculo. "Este es un mercado que ha crecido de forma loca y espantosa en los últimos años", advierte Radaelli.

El médico explica que cuando esta hormona se agrega de manera indiscriminada, el cuerpo entiende que ya no hay necesidad de producirla de forma natural. Como resultado, los testículos pueden incluso atrofiarse y el conteo de espermatozoides en el semen termina en cero, en una condición conocida en medicina como azoospermia.

3. INFECCIONES DE TRANSMISIÓN SEXUAL

Enfermedades como la clamidia y la gonorrea, causadas por bacterias, pueden causar inflamación en el epidídimo. Esta estructura se conecta a la parte superior de los testículos y es responsable de almacenar el esperma. Una alteración allí, por tanto, supone un riesgo para la supervivencia de los gametos.

La OMS estima que, solo en 2020, hubo 129 millones de nuevos casos de clamidia y 82 millones de gonorrea entre hombres y mujeres. Esta tasa se ha mantenido estable o al alza en las últimas décadas.

4. COMPUTADORA

¿Recuerdas esa historia de que el testículo necesita estar entre 1°C y 2°C por debajo de la temperatura del resto del cuerpo? Estudios publicados han revelado que el hábito de llevar una computadora portátil en el regazo representa un riesgo adicional para la fábrica de espermatozoides. Eso se debe a que la batería del dispositivo se calienta y puede terminar "cocinando" el esperma.

Miranda señala que otros hábitos relacionados con las temperaturas más altas también presentan riesgos para la reproducción. Es el caso, por ejemplo, de largos baños en bañera con agua caliente o largas jornadas en saunas.

Aún en el campo de la tecnología, el médico cita el posible efecto de las ondas electromagnéticas, las señales telefónicas e incluso internet inalámbrico. "En estudios experimentales, realizados en laboratorio, elementos como el wi-fi y las ondas electromagnéticas afectan a los espermatozoides", informa.

5. INTERRUPTORES ENDOCRINOS

Para redondear la lista, los expertos llaman la atención sobre una serie de compuestos tóxicos conocidos genéricamente como interruptores endocrinos.

La lista incluye contaminantes detectados en la atmósfera, al igual que plásticos y pesticidas. En definitiva, estas moléculas tienen una estructura muy similar a las hormonas de nuestro organismo. Con eso, de la misma manera que una llave entra en la cerradura, estas sustancias logran encajar en los receptores celulares y desencadenar algunos procesos no deseados.

Una de estas novedades detectadas en estudios recientes tiene que ver precisamente con la fertilidad masculina. "Pero aún no sabemos con certeza el alcance de este problema y hay muchos estudios en curso para determinarlo", dice Radaelli.

¿QUÉ HACER?

Para aquellos que quieren tener un hijo, el primer paso para aumentar las posibilidades de éxito consiste en hacer algunos cambios en el estilo de vida y, por lo tanto, revertir los procesos nocivos para los testículos.

Esto implica, por ejemplo, perder peso mediante una dieta equilibrada y actividad física regular. Evitar el alcohol, el cigarrillo y otras drogas también es una recomendación básica.

Si el sexo es recreativo, con parejas ocasionales y sin el objetivo de tener un hijo, siempre vale la pena usar preservativo para evitar infecciones como la clamidia y la gonorrea.

Si aun con todos estos cambios en la rutina, la dificultad para tener un hijo persiste, vale la pena buscar un especialista. "Si tiene menos de 35 años, la pareja debe intentar tener un hijo hasta por un año, con relaciones sexuales regulares alrededor de tres veces por semana, con seguimiento de los períodos fértiles", señala Miranda.

Ahora bien, si la pareja tiene más de 35 años, una dificultad para concebir durante más de seis meses ya debería encender la señal de alarma.

Eso se debe a que la reserva de óvulos a partir de esa edad comienza a disminuir más rápidamente -y un retraso de 12 meses para encontrar respuestas puede representar una pérdida de tiempo muy valiosa-, señalan los médicos.

Si el problema está en la parte masculina, los especialistas suelen    prescribir vitaminas ricas en antioxidantes, que ayudan a proteger los testículos. También puede ser necesario regular las hormonas mediante la suplementación. Como último recurso, la pareja puede recurrir a técnicas de reproducción asistida, como la fecundación in vitro.